16º´s UEFA Europa Leage,vuelta.Galata 1-2 ATLETI.- Una noche de mucho prestigio

Una noche de mucho prestigio



Queda tan lejos la final (12 de mayo) y son tantos los rivales serios en el camino,
que sería un poco absurdo interpretar la victoria de ayer como un paso del
Atlético hacia otro título. Sin embargo, sería igual de absurdo leerlo desde una
posición cicatera y escribir que es, simplemente, el pase a los octavos de final
de la Europa League. Sin extremos, la victoria del Atlético ayer en el Ali Sami Yen
de Estambul es una de esas noches que vale más en lo cualitativo, en lo anímico,
en cuestiones como el prestigio y la grandeza, demasiado olvidades estos
conceptos en la historia reciente del club, que en lo puramente numérico.

Ganó el Atlético porque fue mejor, mucho mejor, que el Galatasaray, un equipo
con más pasado que presente y, pese a todo, más acostumbrado a las ratoneras
de la competición europea que los rojiblancos. Ganó además con el balón en los
pies. Ganó teniendo ocasiones –en la ida y en la vuelta– para no haber sufrido
hasta el último minuto, cuando Forlán culminó un maravilloso pase de Reyes.
Ganó en un estadio donde el ambiente juega, y mucho.
Y ganó, en fin, ante toda Europa, que eso también cuenta.

Duelo también de banquillos

Todo pese a otra de esas decisiones propias de cualquier entrenador, incluido
Quique. Seguramente Forlán necesite descanso, pero su ausencia en el once
llama la atención porque el equipo necesitaba marcar al menos un gol. Le dio
carrete a Agüero, que ni siquiera llegó al descanso porque se llevó una señora
patada de Çetin y se tuvo que retirar. Ahí apareció el uruguayo, que se fue
calentando conforme avanzó el partido. Porque, de inicio, la cosa se pareció
mucho al partido de Oporto del año pasado, donde el Atlético
necesitaba marcar y no quiso hacerlo hasta que era muy tarde.



En el bando contrario, Frank Rijkaard demostró que es un tipo listo, y además sin
nostalgia. En el Barça tenía unos jugadores y los aprovechó de maravilla,
disponiéndolos en el campo para hacer un fútbol delicioso. En el Galatasaray no
tiene jugadores ni siquiera parecidos, de modo que juega con lo que tiene y hace
lo que puede. Habiendo salido incomprensiblemente del Calderón con ventaja,
al refugio de su propio público, decidió que era suficiente con
poner nueve futbolistas por detrás del balón y dejar a
Arda Turan enredando con los centrales rojiblancos.

De modo que el Atlético se encontró con la pelota y todo el campo por delante.
Campo minado, eso sí, mientras el oxígeno le duró a los turcos. En la primera parte
fue incluso desesperante pues el Atlético se limitaba a transportar el balón de un
sitio a otro, pero no fue capaz de tirar una vez sobre la portería de Leo Franco.
Y, por supuesto, recibió un aviso de que, en Europa, cualquiera te pinta la cara.
Turan, sólo en el balcón del área pequeña, perdonó.

Esa jugada había nacido en Keita, el único peligro real del Galatasaray. Acostado
sobre la derecha, el futbolista de Costa de Marfil era la única preocupación de
Quique Sánchez Flores, al que se le veía bastante cómodo con el discurrir de la
noche. Afortunadamente llegó el acelerón rojiblanco, ya sin el Kun sobre la hierba,
y por ahí empezó a descubrirse la mentira turca. Bastó dar un paso adelante para
ver cómo Antonio López y Simao pisaban la línea de fondo siempre,
cómo Reyes comenzaba con su recital y cómo Assunçao
se bastaba para detener cualquier intento de contragolpe.

Otra noche estelar de Reyes

Reyes. Increíble lo del sevillano, de nuevo el mejor de su equipo, y van ya unos
cuantos. Participó en todo lo bueno de su equipo durante esta segunda mitad, que
resultó de lo más entretenida. Especialmente desde que Simao aprovechó una
jugada de estrategia –en un saque de banda– para poner por delante al Atlético
que, cómo no, todavía necesitaba complicarse un poco más el partido.



Fue algo absurdo. Valera se quedó pidiendo un saque de banda a favor. Perdió de
vista a Turan, que recibió cómodamente y puso un centro estupendo a Keita.
Le ganó el salto a Antonio López, también mirando hacia otro lado, y vuelta a
empezar. Siguió el Atlético a lo suyo, lo cual era muy buena noticia, y además
cuando faltaban 10 minutos Erkin se auto-expulsó con dos entradas a cual más
tonta. En el horizonte aparecía una prórroga no del todo mala para los visitantes,
en ventaja numérica y con un rival definitivamente entregado en lo físico. Lo
hubieran firmado todos los que estaban en el campo. Todos menos Reyes, que
vio el desmarque de Forlán y lo dejó a falta de un recorte y un buen
disparo para poner al Atlético en el lugar que su historia le pide.

E. J. CASTELAO | MADRID 25/02/2010