Camerún 1-2 Dinamarca

Triunfo por 2-1

Dinamarca despide a Camerún

La victoria danesa pone a Holanda
en los octavos de final del torneo

En el fútbol también funciona. Cuando un tipo pisa un plátano, se desata la risa. Es un 'gag'
cruel que ha hecho reír al mundo desde que los griegos inventaron el teatro. Y, en el Loftus
Stadium, se filmó una comedia loca entre dos equipos desesperados, sin margen para el
segundo error. Tropezones, cubos de agua helada detrás del quicio de la puerta y primos
que se paseaban ufanos con un monigote pegado a la espalda. Ganó Dinamarca (2-1) porque
con ellos jugaba Rommedahl y por la inspiración de su portero. Eto'o y Camerún, que casi
viene a ser lo mismo, se despidieron del Mundial con una pinta tirando a espantosa.



De nada sirvió que alcanzaran el 1-0 en el minuto 9 tras aprovechar la primera escena de
'slapstick' de la noche. Los daneses, indolentes, movían la pelota atrás, ajenos a la presión
que se les venía encima. Kjaer la tocaba para Sorensen, el portero la dejaba para Poulsen y
el centrocampista de la Juventus, mal perfilado, la regaló a Webó. Y Eto'o se encargó del resto.
El grupo de Paul Le Guen parecía hasta algo serio. De hecho, pudo doblar la ventaja con un
derechazo cruzado desde la media luna del bético Emana, sustituto de Choupa Moting. Se
escapó por centímetros el balón y Camerún se marchó del partido.
Su defensa hizo aguas y todo se fue al traste.



Dinamarca, simplemente, se limitó a aprovechar las facilidades. Tras el paupérrimo estreno
ante Holanda, Morten Olsen había apostado por dos caldos añejos como Gronjkaer y Tomasson
en lugar de los más tiernos Enevoldsen, y Kahlenberg. Se alzó tras las dudas iniciales y dirigió
el balón hacia el costado derecho. Ahí aparecía Rommedahl, extremo del Ajax, lo único
rescatable del naufragio del lunes en el Soccer City. Primero mató un balón larguísimo con el
pecho y ofreció medida asistencia para Bendtner. Luego, ya en el segundo tiempo, trazó un
quiebro ante la generosa mirada de Makoun y cruzó con la zurda un balón que sabía a victoria.

Pero todavía tuvieron que sufrir los 'vikingos', amarrados a las manoplas de Sorensen. Un vuelo
tras cabezazo de Eyong y una extraordinaria mano para desactivar un derechazo cruzado de
Emana, que se había filtrado entre los centrales con insultante facilidad. Por entonces, los
frustrados cameruneses se cansaban de resbalar y caer. A menudo, cómicamente.



Le Guen liberó a Eto'o de los grilletes de la banda derecha y le embutió en el área. Pero uno de
sus mayores peligros se llamaba Geremi y centraba por la derecha. Ya casi a la desesperada,
lo intentó con Idrissou y Aboubakar, pero el reloj corría demasiado. De hecho, Tomasson
desperdició una magnífica ocasión en el 70 para evitar las últimas angustias. Camerún remató
23 veces a portería y lanzó siete saques de esquina, más del doble en ambos aspectos que
su rival. Pero nunca ofreció sensación de equipo trabajado, con plan establecido. Desquiciado,
no pudo esquivar su adiós matemático, el primero de un equipo africano en este Mundial.

M. A. Herguedas | Johanesburgo 19/06/2010