Con Agüero sobra
FORZA ATLETI SIEMPRE :: Temporadas y
competiciones pasadas :: Temporada
2010-11 :: Copa del Rey 2010/11
Página 1 de 1.
Con Agüero sobra
Con Agüero sobra
El delantero del Atlético se inventa un gol que rompe
a un Espanyol tan valiente como irreflexivo
El Espanyol pagó cara su desfachatez. Exigido por el resultado de la ida, el equipo blanquiazul
no se anduvo con remilgos al tirar de una propuesta tan incisiva como temeraria, siempre a
través de la circulación de la pelota y, sobre todo, de la velocidad de los hombres avanzados.
La apuesta, en cualquier caso, le salió rana porque luchó contra su propia impaciencia y no
frente al desabrido Atlético, bien plantado sobre el césped y con la
obsesión de gestionar de forma rácana pero eficaz su ventaja.
Careció el Espanyol de flema, de pausa, de esas décimas de segundo que requiere el juego y
el futbolista antes de ejecutar la siguiente acción. Así, arrancó la elaboración con serenidad y
acierto en la primera línea, se aceleró en la segunda y antes de llegar a la tercera ya estaba
desbarrada por completo. Una alegría superlativa para el Atlético, que con bien poco consiguió
mucho, un empate que le valió el salvoconducto para los cuartos
de final. Le bastó con el Kun, un genio del balón.
El exilio de Simão a Turquía ha descompuesto un tanto al Atlético. Entre otras cosas, porque
Quique Sánchez Flores entiende como innegociable el ataque por los costados y el equipo anda
escaso de extremos y de talento organizativo. Solo desborda Reyes y no hay pases interiores que
otorguen posiciones de superioridad al Kun o a Forlán, ausente anoche por un incordioso esguince.
Se premia al músculo y se tapan agujeros, como situar a Raúl García de interior derecho.
Una demarcación en la que chirría porque no profundiza y porque de forma involuntaria se tira sí o
sí hacia dentro. A favor, sin embargo, tiene que no se hace el remolón en las exigentes demandas
defensivas del puesto. Una virtud contagiosa en el Atlético, que si bien no brilló por su ingenio,
resultó excelente en la destrucción, con todos los peones solidarios y al servicio del colectivo.
Bueno, todos no. Pero es que el Kun estaba para otras cosas, como para definir el partido.
No pudo detener el Espanyol a Agüero porque no le prestó suficiente atención. Optó por lo bizarro
y espléndido pero un pelo irreflexivo, por atacar sin atender al retrovisor. Pecó de valiente, como
situar a Chica de lateral resorte y no como pareja de baile de Reyes. Aunque la mayor pifia pareció
radicar en el juego de bandas, con Sergio García desatinado desde que comenzara el curso -hasta
el punto que la afición ya le ha prodigado silbidos porque su precio no se corresponde a los cinco
millones de euros que costó-, y con Dátolo y su acentuada teoría del ChupaChups.
El argentino tiene fútbol, desborde, requiebro y velocidad, pero ninguna intención de asociarse con
los compañeros, de mezclar o combinar. Egoísmo que destempla al equipo, organizado a base
del toque, y que le define como un futbolista revulsivo pero nada regular para apuntar a la titularidad.
La falta de pase y profundidad repercutió en el joven Álvaro, aislado en el frente de ataque, sin
balones ni oportunidades, porque la medular le lanzaba asistencias imposibles por encima
de la zaga. Imposibles porque el Atlético retrasó la última línea, de la mano de De Gea.
No hubo muchas más oportunidades en el área opuesta. Pero el Kun es otro mundo. Agüero no
necesita un balón entero; le alcanza con medio. Como ese que recibió de casualidad en la zona de
tres cuartos y que absorbió entre una maraña de contrincantes. Lo bajó al piso,
se giró y arrancó en velocidad vertiginosa, siempre vertical.
El remate, definitivo, rompió el larguero antes de entrar a gol. A la siguiente jugada, en apenas un
palmo de césped, rompió dos cinturas y no marcó de chiripa, porque la pierna de Cristian salió al
paso a tiempo. Y así en otras dos ocasiones, poco aptas para cardiacos por su sensacional
desequilibrio, por ser un punzón indetectable. No le hizo falta más porque el guión del partido
tampoco lo requirió, nulo el colegiado, descafeinado el Espanyol con dos disparos de Luis García
-uno hizo brillar a De Gea y el otro, de libre directo, entró a gol-, y con otro remate de Raúl García al
travesaño y un último de Reyes a las manos de Cristian. Empate, poco fútbol y algo de Agüero,
que ya es mucho. Le sobró al Atlético para alcanzar los cuartos de final.
J. QUIXANO - Barcelona - 06/01/2011
elpais.com
El delantero del Atlético se inventa un gol que rompe
a un Espanyol tan valiente como irreflexivo
El Espanyol pagó cara su desfachatez. Exigido por el resultado de la ida, el equipo blanquiazul
no se anduvo con remilgos al tirar de una propuesta tan incisiva como temeraria, siempre a
través de la circulación de la pelota y, sobre todo, de la velocidad de los hombres avanzados.
La apuesta, en cualquier caso, le salió rana porque luchó contra su propia impaciencia y no
frente al desabrido Atlético, bien plantado sobre el césped y con la
obsesión de gestionar de forma rácana pero eficaz su ventaja.
Careció el Espanyol de flema, de pausa, de esas décimas de segundo que requiere el juego y
el futbolista antes de ejecutar la siguiente acción. Así, arrancó la elaboración con serenidad y
acierto en la primera línea, se aceleró en la segunda y antes de llegar a la tercera ya estaba
desbarrada por completo. Una alegría superlativa para el Atlético, que con bien poco consiguió
mucho, un empate que le valió el salvoconducto para los cuartos
de final. Le bastó con el Kun, un genio del balón.
El exilio de Simão a Turquía ha descompuesto un tanto al Atlético. Entre otras cosas, porque
Quique Sánchez Flores entiende como innegociable el ataque por los costados y el equipo anda
escaso de extremos y de talento organizativo. Solo desborda Reyes y no hay pases interiores que
otorguen posiciones de superioridad al Kun o a Forlán, ausente anoche por un incordioso esguince.
Se premia al músculo y se tapan agujeros, como situar a Raúl García de interior derecho.
Una demarcación en la que chirría porque no profundiza y porque de forma involuntaria se tira sí o
sí hacia dentro. A favor, sin embargo, tiene que no se hace el remolón en las exigentes demandas
defensivas del puesto. Una virtud contagiosa en el Atlético, que si bien no brilló por su ingenio,
resultó excelente en la destrucción, con todos los peones solidarios y al servicio del colectivo.
Bueno, todos no. Pero es que el Kun estaba para otras cosas, como para definir el partido.
No pudo detener el Espanyol a Agüero porque no le prestó suficiente atención. Optó por lo bizarro
y espléndido pero un pelo irreflexivo, por atacar sin atender al retrovisor. Pecó de valiente, como
situar a Chica de lateral resorte y no como pareja de baile de Reyes. Aunque la mayor pifia pareció
radicar en el juego de bandas, con Sergio García desatinado desde que comenzara el curso -hasta
el punto que la afición ya le ha prodigado silbidos porque su precio no se corresponde a los cinco
millones de euros que costó-, y con Dátolo y su acentuada teoría del ChupaChups.
El argentino tiene fútbol, desborde, requiebro y velocidad, pero ninguna intención de asociarse con
los compañeros, de mezclar o combinar. Egoísmo que destempla al equipo, organizado a base
del toque, y que le define como un futbolista revulsivo pero nada regular para apuntar a la titularidad.
La falta de pase y profundidad repercutió en el joven Álvaro, aislado en el frente de ataque, sin
balones ni oportunidades, porque la medular le lanzaba asistencias imposibles por encima
de la zaga. Imposibles porque el Atlético retrasó la última línea, de la mano de De Gea.
No hubo muchas más oportunidades en el área opuesta. Pero el Kun es otro mundo. Agüero no
necesita un balón entero; le alcanza con medio. Como ese que recibió de casualidad en la zona de
tres cuartos y que absorbió entre una maraña de contrincantes. Lo bajó al piso,
se giró y arrancó en velocidad vertiginosa, siempre vertical.
El remate, definitivo, rompió el larguero antes de entrar a gol. A la siguiente jugada, en apenas un
palmo de césped, rompió dos cinturas y no marcó de chiripa, porque la pierna de Cristian salió al
paso a tiempo. Y así en otras dos ocasiones, poco aptas para cardiacos por su sensacional
desequilibrio, por ser un punzón indetectable. No le hizo falta más porque el guión del partido
tampoco lo requirió, nulo el colegiado, descafeinado el Espanyol con dos disparos de Luis García
-uno hizo brillar a De Gea y el otro, de libre directo, entró a gol-, y con otro remate de Raúl García al
travesaño y un último de Reyes a las manos de Cristian. Empate, poco fútbol y algo de Agüero,
que ya es mucho. Le sobró al Atlético para alcanzar los cuartos de final.
J. QUIXANO - Barcelona - 06/01/2011
elpais.com
ATLETISOY- .
Temas similares
» Con Agüero sobra
» 29ª Jor. Liga 2011/12 ATLETI 2-1 Bilbao.- Con Falcao sobra
» 29ª Jor. Liga 2011/12 ATLETI 2-1 Bilbao.- Con Falcao sobra
» AGÜERO (Sergio Leonel Agüero del Castillo)
» Agüero se rompe
» 29ª Jor. Liga 2011/12 ATLETI 2-1 Bilbao.- Con Falcao sobra
» 29ª Jor. Liga 2011/12 ATLETI 2-1 Bilbao.- Con Falcao sobra
» AGÜERO (Sergio Leonel Agüero del Castillo)
» Agüero se rompe
FORZA ATLETI SIEMPRE :: Temporadas y
competiciones pasadas :: Temporada
2010-11 :: Copa del Rey 2010/11
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|