4º´s Copa 2010/11 ida irreal 3-1 ATLETI.- Perdón blanco, suicidio atlético

irrealmandril 3 - Atlético 1

irrealmandril
Iker Casillas; Arebloa, Sergio Ramos, Carvalho, Marcelo; Khedira,
Xabi Alonso; Di María (Granero, m.90), Özil (Gago, m.90),
Cristiano Ronaldo; y Benzema (Kaká, m.56).

Atlético de Madrid
De Gea; Ujfalusi, Perea, Domínguez, Luis Filipe; Juanfran (Valera, m.88),
Assunçao, Raúl García (Mario Suárez, m.50), Reyes;
Agüero y Forlán (Fran Mérida, m.78).

Goles
0-1, m.7: Forlán.
1-1, m.14: Sergio Ramos.
2-1, m.61: Cristiano Ronaldo.
3-1, m.90: Özil.

Árbitro
Mateu Lahoz (colegio valenciano). Amonestó a Di María (27) y
Cristiano Ronaldo (74) por el irrealmandril, y
Assunçao (34) y Domínguez (85) por el Atlético.

Incidencias
Encuentro de ida de los cuartos de final, de Copa del Rey, disputado en
el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de 77.000 espectadores.
Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento
del actor Juanito Navarro, socio 36 del irrealmandril.

__________________________________
__________________________________

Perdón blanco, suicidio atlético

* De Gea salva una goleada tras un aluvión de
ocasiones locales en la primera mitad

* Benzema, pitado al ser sustituido, no ve
puerta en un derbi donde destacó Özil

* Los rojiblancos regalaron el tercer gol al
alemán con los locales ya sin resuello



Derbi es una palabra inglesa y a la inglesa fue. Sólo mantuvo su nombre en el marcador con
Mateu Lahoz de Howard Webb, con el silbato de plastilina. Barra libre para jugar y voló el
Madrid, con Özil de director, a una velocidad endiablada hasta que se fundió. El Atlético se
refugió en su protestado gol y alrededor de su portero, al que le fueron lloviendo ocasiones
como en un diluvio universal. Cierto es que el vecino colaboró en el marcador con la risotada
final de Filipe Luis y Domínguez. Picó las veces que pudo el Kun, poco más. Monólogo y
despilfarro blanco porque Benzema sigue mirando el viento que agita la cebada, Di María
y Özil son más de regalar que de cobrar y Cristiano no puede enchufar tres goles por sesión
en su destajo. Esta vez cayó uno, y el finiquito del alemán. En fin, el fútbol corrió siempre
por cuenta local con dos velocidades más que un rival sin balón, raquitismo
de su mediocampo -no es novedad- y empotrado atrás.

No necesita la panda de Mou casi elaboración para masacrar con llegadas al de enfrente. Es
el vértigo, la velocidad y asociación de su tridente de arriba y su desborde en el mano a mano
lo que le da un aspecto temible. Te borran del mapa. Juanfran, más de lateral que de extremo,
pasó un calvario con Cristiano y Marcelo en la primera mitad. A Raúl García, lento hasta en
decir hola, le vino el partido 10 tallas grande y fue sustituido. Le pasaron por arriba como a
Assunçao. Sin balón, sin nada. El local arrancó con un ritmo imposible de interceptar para la
defensa atlética. A rezar. Sobrevivió de mala manera por un gol tempranero en fuera de juego.
Agüero estaba ligeramente adelantado tras el pase interior de Reyes que llevó Forlán a la red.

De Gea fue el búnker con el área de cobertizo. Un milagro que el portero visitante sólo
encajara un gol en 45 minutos que le debieron parecer tres días. Quizá también porque
Benzema sigue de vacaciones como centrodelantero. Picó el empate la cabeza de Ramos,
a la salida de un córner. Domínguez pidió falta del sevillano en el salto, pero el árbitro lo
concedió. Y siguió el festival de llegadas locales con el rubio portero de frontón. Paró al
estilo de balonmano, con los pies, un tiro a quemarropa del francés Benzema. Sacó como
pudo un cabezazo abajo de Carvalho, tremendo y pegado al palo, y despejó otro más de
Di María por arriba. También Cristiano, que llevaba cuatro tiros a puerta al cuarto de hora,
probó en la rifa con dos misiles potentes y colocados que interceptó el chico en vuelo sin
motor. Y hasta tuvo suerte en un rechace que no blocó del 'Fideo' Di María.
Pero otra vez Benzema olvidó su función de cobrador en el
rechace y reaccionó tarde. Le falta hambre, dice Mou.



El argentino Di María fue a ratos un vendaval, como Özil poniendo balones interiores que
Benzema casi nunca interpretó bien. Se asocia el francés con el resto mejor que remata, que
es con cuentagotas. Cristiano amontonó disparos de fogueo y balas reales, mientras cada
internada suya, de Di María y de Marcelo creaban un incendio en el área rojiblanca. Juanfran,
Ujfalusi y los dos centrales achicaban como podían. Ozil era el repartidor entre todos con
una defensa atlética de 8 bomberos de rojiblanco con manguera en la mano.
Mucha traca blanca, pero en el descanso un 1-1 ondeaba en el marcador.

La segunda mitad arrancó en otra dirección. Menos energía y ritmo, y mini-reacción del
Atlético. Quique debió leerles la cartilla, pero se les olvidó pronto. El recién llegado Juanfran,
que en su primera mitad acumuló más tajo defensivo que en toda la campaña de rojillo, cruzó
el mediocampo e inventó un balón de desmarque para el solitario Kun. Respondió Casillas
con los pies. Seguidamente, con el Madrid tomando aire y bajo desorden mental,
Forlán la mandó al palo. Se acabó. Está como ausente el uruguayo,
no se sabe si por los cantos de sirena que llegan desde Turín.

Del posible 1-2 se pasó al 2-1 gracias a la capacidad de invención-distración del alemán Özil.
Caracoleó entre defensas en una esquina, se atrajo a la concurrencia, y soltó el pase 'chistera'
al segundo palo con Kaká -que había salido por el inofensivo Benzema- y Cristiano entrando
a degollar. Clavó el cuchillo el que más en forma está, el portugués, por supuesto.



Remontada en el saco por segunda vez en una semana. Pero faltaban pulmones con el
equipo ya partido en dos y sin centrodelantero fijo. Otro mensaje más a la dirección, es lo que
hay. Kaká, salido del dique seco, tampoco demuestra mucho por ahora. Pero este Atlético sin
orgullo no discute con su mediocampo menor. Ya están mal acostumbrados los buscavidas
del Kun, como Reyes, a ser sus propios aguadores ante la pasividad ofensiva del resto. No
tiene ascensorista el atlético que lleve balones arriba y lo pagará con más
derrotas por mucho que el argentino se empeñe en lo contrario.

Y cuando todo parecía condenado al 2-1, una jugada tonta y decisiva. Un despeje de parvulario
de Luis Filipe que se fue hacia el interior del área, tropezó en Domínguez, y cayó libre en el
ambidiestro Özil. El carpanta levantó la mirada y la colocó de zurda, rasa e imposible para el
esforzado De Gea. Del perdón del Madrid al haraquiri visitante. Quique deberá inventarse hasta
el ánimo de los suyos si quieren remontar una eliminatoria ante el equipo que
más pavor les causa en los últimos 10 años. El Everest sin
oxigeno son dos goles. ¿Un mundo para este atlético?

A. González | Madrid 14/01/2011
elmundo.es