Por Cecilio, por Lorenzo Rico

Por Cecilio, por Lorenzo Rico



Cecilio Alonso era un roble de cansino caminar y trallazo imparable; Lorenzo Rico,
el octopus que todo lo detenía; Milián, un F18 apuñalando los extremos; YPapitu y
Uría, y estaba aquel danés de lanzamiento de cadera cuyo nombre no recuerdo.
De un lugar de La Mancha bastante más memorable se muda el Ciudad Real para
mutar en Atletico de Madrid, renacido fénix que trae al disco duro de la memoria a
un puñado de honrados jugadores que engrandecieron el diminuto Magariños.

La transacción es una de las pocas buenas noticias que echarnos al carnet de
abonado, en este estío más desilusionante que la chica que te niega un beso.
Los manchegos se quedan sin sede, sin naming, sin partidos, sin goles, aunque
con el consuelo estúpido de un historial de aúpa, Enterrados, con pella en la
funeraria, pero con la gloria de las copas de Talant y su horda de hunos. Injusto
es que una localidad menor se quede sin un deporte menor. La crisis todo lo
calcina. Hasta el adusto campo del Quijote, duelos y quebrantos.



Adictos, yonquis del fútbol, España sólo se acuerda ya del balonmano cuando sale
en Sálvame una foto de familia de la Infanta Cristina. Hubo un tiempo en que muchos
aficionados llenaban pabellones, una era repleta de copas del Rey y Ligas en rojiblanco.
En los 80, los del dios Juan de Dios eran temidos en las canchas del Palau, en
Granollers y su chocolateado patrocinio, en Valladolid y sus neumáticos, en Santander
y esos electrodomésticos para ricos. Como el día de Lyon, a alguno aún le dura el llanto
tras la derrota contra la Metaloplástika en el palacio de Goya, año 1985. Pocas, escasas
veces un club español ha vivido una noche tan jubilosamente
triste como aquella. Llega el tiempo de vengar la afrenta.

Fueron muchos días de pasar de la siesta para enganchar el Estadio 2 de la Segunda
Cadena y los comentarios de otro bigotón prejubilado por el ERE de TVE y que
precisamente es el gerente del club defenestrado. Luis Miguel López narró cómo al
Atleti le duró la posesion hasta que llegó el pasivo de Jesús Gil. El soriano de Marbella
trajo fichajes de relumbrón (Svensson, Garralda) y se llevó el tinglado a Alcobendas
para que exilio de por medio, la despedida fuera menos traumática. Estaba todo
fríamente calculado. Adiós secciones lastre, adiós cantera. Adiós niños que jugais a
deporte con tan poco futuro profesional.. Afortunadamente, los viejos ecos de Reino,
Chechu, Pepu, Melo, Vujovic y Juanón de la Puente volverán al Palacio.
Enhorabuena y a regar la planta. El único pero es que tenga que
resucitar la sección por la mudanza obligada de un clásico.

Blogiblanco/J. Caballero
08JUL 2011 elmundo.es

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