Que siga la jauría

Que siga la jauría



Apretó los dientes y hasta el alma el Atleti en el cuadrilátero del Sadar. Se trajo
los tres puntos y el Cholo sigue con el traje inmaculado 360 minutos después.
Esquivó las bombas de racimo, el acoso torpe y hasta sonrojante de un
Osasuna incapacitado a ras de suelo y que confiaba que el empate le cayera
literalmente del cielo. Hoy no lo quiso San Fermín, que si se apareció en el
momento postrero contra el Valencia. El que va camino de la beatificación es
el mister argentino, que suelta su jauría cuando el árbitro marca el pitido inicial
y no guarda los canes hasta que el de los focos no apaga las luces del estadio.
Acorazado, con la chapa sin un balazo, sin rasguño aún, el dibujo fue un 4-2-3-1,
con un Mario provisto de unos pistones sin lubricar, aunque compensado con la
ayuda profesional de Thiago y un Coque bullidor e incisivo que ensanchaba las
comisuras del Reyno de Navarra.El sufrimiento final se hubiera evitado si Adrián
no se perdiera en arabescos y Falcao no diera argumentos a los que le siguen
recordando los 40 millones. Courtois ya empieza a salvar y a dar puntos y la
defensa ha tirado el disfraz de esperpento. Miranda y Godín se han redimido
y Filipe Luis ha tachado la palabra miedo de sus ligamentos.

Exento de emoción, el choque fue tenso, rígido, con dos boxeadores
enganchados hasta que el árbitro se decidía al fin a separar a dos pesos
pesados exhaustos y propinándose cabezazos.Los de Mendilibar solo habían
perdido cuatro encuentros hasta hoy. Se comprende que pocos hayan podido
hincar el diente a la pétrea muralla guarecida por Fernández. Pero los papeles
han cambiado. Si se añoraba largo tiempo que el Atleti tuviera el empuje y la
garra del Osasuna o el Bilbao el taimado Cholo ha traído toneladas de furia en
el equipaje para repartir entre muchachos con talento. No negocia el método y
eso le avala. No escatima la lucha, involucra, hace partícipes a todos y premia
el esfuerzo. Ya es toda una estrella al que de momento le sienta como un
guante el atuendo de la humildad. A principios de temporada, el Atleti acudía
a concursos de pedigrí, estirado en el porte y glamouroso en las formas.
Unos meses después no se mira en el espejo de la vanidad, todos salen
en la foto y solamente afila el colmillo en busca de la siguiente presa.

Blogiblanco - J. Caballero
30 ENE 2012 elmundo.es
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