Las baratijas de Mendes

Las baratijas de Mendes



El Besiktas es un cementerio de elefantes, un jeriátrico a modo de bazar
dominado por un supervillano de James Bond. Que le pregunten a Allen
Iverson. O a Guti. Te jalean cuando aterrizas en el Ataturk, pero las calles
de Estambul no son buenas para dar esquinazo a los paparazzis si te has
bebido el Bósforo y los fans llevan camisetas con tu nombre en la pista
de la discoteca. Por el césped del Calderón corretearon baratijas traídas
al peso, cuyo valor en el mercado balompédico es casi nulo. No se debería
dejar jugar a centrales con el número 55. Sólo faltaba Robert Parish al lado
de Simao y Quaresma. Misterioso resulta esclarecer cómo han encontrado
el patrocinio de esa marca de coches japonesa que aspira a derrocar a
General Motors. Al menos en eso ganan a los rojiblancos, que
no tienen ni un triste Bandai que echarse a la zamarra.

Tras paladear la exhibición del genuino Athletic en el teatro de los sueños,
provoca sonrojo la confección de ciertos equipos a manos de mercaderes
del balón, de rufianes de despacho. Así se comprende la predisposición a
encarar una eliminatoria de una competición menor, muy menor
(supuestamente prestigiada por los cocos de Manchester), en la que los
turcos vinieron a dejarse la American Express en la T4. Enchufados ante
un rival de pega, los de Simeone dieron la cara (fantásticos los destellos de
Salvio y Adrián, preocupante la falta de pólvora de Falcao, otro discípulo de
Mendes) si bien tras el descanso se pusieron a contar los pocos
espectadores de la grada. Simao añadió pizcas de intriga rebozadas en una
nostalgia que ya no siente. Pese a lo inconsistente de la propuesta turca, a
punto estuvieron de meter más picante a la vuelta. En otros momentos, la
pájara atlética hubiera durado aún más. Esa agonía se acabó (Simeone
gestiona mejor el timing). Si no sucede horror mayúsculo, que pase el
siguiente. Que nos toque el Bilbao, un equipo edificado desde el sentimiento,
desde la gasolina del sentido común. Por eso los patrocina Petronor.

Blogiblanco - J. Caballero
08 MAR 2012 elmundo.es