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Salvio, la única alegría

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Mensaje por ATLETISOY Vie 30 Mar - 7:32

Salvio, la única alegría

Un golazo del extremo en el último suspiro da
al Atlético la victoria (2-1) sobre el Hannover

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Solo un gol al final de Salvio valió la alegría del Calderón. Fue un tanto que
sacó las telarañas de la escuadra después de desviar un defensa
ligeramente el balón. Un tanto que valió la entrada y que descomprimió al
Atlético, descompuesto hasta el último minuto, sin ideas ni fútbol, sin nada.
Desgastada la efusividad que supuso la llegada de Simeone y la
instauración del contragolpe por bandera, el Atlético es un equipo al que
se le presupone gran caché pero que juega como pequeño, sobre todo
porque le quema la pelota y porque no hay manera de que retuerza a los
rivales. Su fútbol no es pegadizo, el ataque es ocasional y ya se festejan
las faltas laterales y los córners, puro estilo inglés. Una falta le dio un gol
y una contra del Hannover, aún más abrochado y vertical en la carrera,
le supuso otro. Pero Salvio enganchó el esférico en la frontal tras una
cesión de Falcao y validó la racanería. Fue un triunfo apretado que
deja abierta la eliminatoria, pero fue, al fin y al cabo, un triunfo.

Ocurre que Atlético ya no persigue el toque, por lo que no le queda otra
que ir detrás de la pelota. Al menos contra equipos que la pretenden
jugar por abajo. No fue el caso del Hannover, sin complejos con su
propuesta, primaria y defensiva, que de buena gana confesó que el
balón le interesaba bien poco, lo justo para darle un par de puntapiés
y meterlo en el área contraria. Sin ambiciones de posesión, al cuero
bien le pudieron salir chichones de los patadones que recibió. La
diferencia, en cualquier caso, estriba en que el Atlético tiene algo más
que velocidad con intérpretes como Koke y Arda Turan, capaces de
filtrar pases donde nadie lo imagina, y Falcao, hábil para meter el
gancho y el remate en el mejor de los momentos. Es otro fútbol. El
que quiere Simeone y en el que dice reconocer a su
Atlético; el que por el momento no le alcanza en
la Liga, pero que le va de rechupete en Europa.

Para el Hannover el juego se disfruta en un suspiro, que es el tiempo
que ataca y se despreocupa del retrovisor, cuando lanza el contragolpe.
El resto, armonioso en los movimientos defensivos, con marcajes al
hombre puntuales, con coberturas multiplicadas, lo pasa abrigado en
casa. Una apuesta que al Atlético no le desagradó, más que nada
porque juega con cuatro hombres por delante de la pelota en momentos
de generosidad. Ni le va ni le viene la hoja de instrucciones del contrario;
la contra es su biblia. Así, acostumbrado a jugarla en vertical, no pudo
cambiar de traje en el Calderón. Sí que tocó atrás, cómodo y sin nadie
que le fatigara, pero pronto lanzaba el pase largo, exigencia porque los
medios no bajaban a recibirla, porque los interiores actuaban de
extremos. Por eso ya no sorprende que en la primera jugada
del partido el Atlético saque del centro y continúe con un
zapatazo en búsqueda de la carrera, de una segunda jugada.

Sin ingenio ni ideas para romper las líneas germanas, el Atlético
persistió en su idea. Balones colgados, pelea de Falcao, rebotes de
chiripa y llegadas desde la segunda línea por si se encuentra una joya.
Apenas la halló, más allá de una contra finalizada por Adrián de disparo
demasiado cruzado. Pero le bastó una falta cerca del círculo central
para que Gabi la calzara por debajo y para que Falcao, que está en
todas, la cazara al vuelo. Un remate a puerta, un gol. Un contratiempo
menor, en cualquier caso, para el Hannover, que siguió en sus trece:
toda la presión en su campo, más contragolpes y todos diluidos en la
zona de tres cuartos. Todos menos uno. El que autorizó Filipe Luis,
que se durmió en los laureles, dejó el hueco a su espalda
y Stindl sacó un centro medido a la carrera de Diouf,
que alargó la pierna para enviar el cuero a la red.

Necesitado porque el resultado no le daba, el equipo se resistió a la
impotencia. Se atrevió Gabi con una conducción, lo que le valió un
pasillo y un pase a Falcao, un remate desajustado, pero al menos una
rampa para llegar al marco rival. Juanfran se desató de la retaguardia
y probó el eslalon sin éxito. Y Koke y Arda Turan se tiraron al centro
para intentar enlazar con Falcao por raso. Hasta Diego pidió su cuota
de protagonismo, con pases imposibles, con una chilena que quitó el
hipo. Pero no se dio el gol y sí la respuesta del Hannover con un
remate de Diouf a pase de Konan Ya que a punto fue gol. Fue otra
contra. Pero el cupo, por excesivo, estaba cubierto. Faltaba la
segunda jugada del Atlético. Esa que procuró Falcao y que
reventó Salvio. Un gol, una victoria y una única alegría.

J. Quixano - Madrid
29 MAR 2012 elpais.com
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