4ª Jor. CHAMPIONS | ATLÉTICO-CHELSEA (20.45).- El 'librillo' de Quique

CHAMPIONS | ATLÉTICO-CHELSEA (20.45)

El 'librillo' de Quique

* Entrenamientos más largos, palmadas en el pecho
y aperitivos como grandes novedades

* Los duros duelos ante Chelsea y Real Madrid
marcarán su futuro más próximo

MADRID.- Lo único que Quique Flores ha perdido la esperanza de recuperar en
estos días es su voz, ausente desde el día que se presentó. A partir de ahí,
proclama una fe ilimitada en su trabajo y en sus jugadores, que sobre el nuevo
librillo del entrenador afrontan ante el Chelsea y el Real Madrid una semana tremenda.



1. Entrenamientos: más tiempo, juegos y mensajes directos

"Hemos tenido ocho entrenamientos exactamente", avanza Quique Flores cuando se
le cuestiona por el cambio en los métodos de trabajo. A partir de ahí, y con la situación
creada (una victoria en 12 partidos, 10 goles a favor, 25 en contra), ha tenido que alargar
la duración de los entrenamientos. Por encima de la hora y media siempre, cercano a las
dos horas algunos. No demasiado exigentes de momento en lo físico. Los jugadores
se sometieron a unos tests la semana pasada y durante el parón de la próxima semana
él y Fran Escribá, su segundo, estudiarán cada caso para planificar el trabajo.

"Ahora hay más juegos, eso lo hace más divertido", dice un futbolista. Por ejemplo:
un jugador se la liga y debe tocar a algún compañero, pero sólo puede hacerlo con los
que no tienen un balón en sus manos. O eso o una especie de tú la llevas donde salvarse
implica subirse a la espalda de otro. A partir de ahí, mucho trabajo táctico. Une a los
jugadores por puestos, ensaya y repite movimientos que desea automáticos.
Basculación, coberturas, ayudas, permutas...

2. Partidos: un equipo corto, transiciones rápidas

En Getafe hablan maravillas del trabajo táctico de Quique Flores, especialista, parece,
en armar equipos a los que es muy difícil meterles mano. En San Mamés se vio cómo
la defensa recula más que con Abel, juega un poco por delante de la línea del área y
no achica casi nunca. "Queremos una buena ocupación de los espacios y sufrir menos
en defensa. Sin olvidar ser creativos con el balón", proclama el madrileño.

Esa creatividad es lo que menos le preocupa, con una fe ciega en Forlán y Agüero, por
mucho que el argentino no haya marcado un gol en todo el mes de octubre (seis partidos)
y el uruguayo sólo acumule dos desde septiembre. De momento a Quique, un entrenador
que apuesta por las transiciones muy rápidas, a muy pocos toques, le preocupan menos
las variantes ofensivas, y está obsesionado con que no haya más de
10 o 15 metros entre la defensa y el centro del campo para evitar el
juego entre líneas del rival y ser dueño de las segundas jugadas.

3 El aspecto anímico: sonrisas

"Bromea mucho con ellos", dicen en el club sobre la relación que Sánchez Flores está
entablando con el vestuario. "El aspecto anímico se trabaja en cualquier momento, andando
si es preciso», afirma el protagonista, al que se le ha visto hablar con todos y cada uno de
los jugadores. Les pregunta también por su vida privada, por sus hobbies. "Tratamos de
transmitirles la confianza y la ilusión con la que hemos venido". Eso se hace en los
entrenamientos, pero sobre todo en los sofás de los hoteles de concentración, al calor
de un café o una coca-cola, la bebida del míster. Fomenta también el buen rollo con lo
que él y Escribá llama partidos modificados, a campo reducido para
trabajar la presión y el primer toque. Normalmente forma tres equipos,
y el que pierde paga el aperitivo un día entre semana.

4. El 'otro' fútbol: las supersticiones

Recuerdan en Valencia todavía al utillero encargado de echar sal detrás de las porterías
(en Mestalla y fuera) durante la etapa de Quique. Aquí todavía no lo ha puesto en práctica,
que se sepa, pero sí que ha demostrado ya algunos rasgos de su carácter: no tolera la
impuntualidad, y quizá por eso ha adelantado en una hora la cita para ir al aeropuerto.
No sigue los calentamientos, se queda en la caseta, y despide a sus chicos, justo antes
de saltar al campo, con un manotazo en el pecho al estilo de lo que hacía Carlos Aimar,
aquel argentino que se hizo famoso por sus golpes a los futbolistas del Logroñés.
¡Ah! Un detalle: quédense con la ropa que lleve puesta Quique
el día de su primera victoria. Seguramente repetirá.

E. J. CASTELAO