3ª Jor Champions League 2010/11.- El Arsenal aplasta al Shakhtar (5-1)

El Arsenal aplasta al Shakhtar (5-1)

El coleccionista de goleadas

Los octavos de final como primero son una realidad ya para el Arsenal, apenas
comenzada la liguilla de la Liga de Campeones. El equipo londinense completa un
arranque inigualable con tres victorias en tres partidos, 14 goles a favor y dos en contra.
El que marcó ayer para el Shakhtar el croata Eduardo podría anotárselo también si le
hiciéramos caso al 'aplaudímetro' del Emirates. Después de haber celebrado con
cánticos eufóricos la entrada como suplente del ex jugador de la casa
en el partido, los aficionados de los 'Gunners' aplaudieron
como propio el gol rival, el último de la noche, el 5-1.



El Arsenal de Arsène Wenger se destaca. El equipo que siempre promete parece esta vez
capaz de cumplir. Se dio el tercer empacho de goles en la Liga de Campeones y celebra
que en su enfermería ya no hay lista de espera. Sin florituras, el Arsenal despachó a un
Shakhtar Donetsk regalón y convirtió el regreso a las canchas de Cesc Fábregas, autor
del tercer gol desde el punto de penalti, en una gran fiesta.

Patinazos ucranianos

Sencillamente no se le pueden dar al Arsenal todos los méritos, porque los
patinazos del equipo ucraniano dirigido por el rumano Mircea Lucescu
fueron enormes y le costaron goles decisivos.

El primero fue un desliz ridículo del portero Pyatov que aprovechó Song con un rara'rabona'
a medio metro de la línea de marca. Sólo habían transcurrido 19 minutos y hasta entonces
el guardameta no había pasado ningún apuro a pesar del dominio un tanto insulso del Arsenal.



El segundo lo marcó Nasri poco antes de la pausa tras una jugada medio afortunada del
Arsenal y medi pifiada por el defensa Srna. El centro de Song desde la derecha golpeó
las nalgas de Rakitskiy y la pelota fue a los dominios del atacante francés al que el defensor
croata no fue capaz de tapar. La jugada acabó con zurdazo inmisericorde.

Si Luiz Adriano hubiera acertado con su zapatazo a quemarropa, en el primer minuto del
segundo tiempo, podríamos estar contando otra historia. Pero Fabianski, un portero de
dudoso historial que suple al lesionado Almunnia, hizo una parada muy importante para su
equipo. Tras el desacierto en el remate, sucedería la pifia monumental
del delatero brasileño, único punta del Shakhtar, en la otra área.

Una hora de Cesc Fábregas

Se lanzaba una falta lateral desde el costado derecho y se removían defensas y delanteros
de forma habitual: yo te agarro, tú me empujas, etcétera... Pero a Luiz Adriano se le obturó un
pensamiento y agarró de manera estrepitosa a Djourou bajo las barbas del juez de área, ese
híbrido entre árbitro y florero que intenta cubrir viejas lagunas de apreciación.
Esta vez hizo de árbitro y el principal señaló el punto de penalti.



Fue la última jugada de Cesc Fábregas tras un mes de baja por lesión. Marcó el gol desde
el punto pintado en el área, endosó el 3-0 rotundo al Shakhtar, enseñó una camiseta dirigida
a su madre ('Felicitats mama') y se fue al banquillo a recuperar las energías perdidas en sus
primeros 60 minutos de competición tras cinco partidos de espectador. Sigue siendo la
referencia, aunque se le notó la falta de velocidad en las acciones de ruptura que intentó.

La efervescencia del fútbol que siempre se espera por parte del Arsenal se produjo en una
combinación rapidísima al primer toque que inició el nuevo delantero de los gunners, el
marroquí Marouane Chamakh y continuó el jovencísimo Wilshere tras apoyarse en el
inteligente Rosicky. Una jugada de lujo para un marcador rotundo: 4-0.

Chamakh, a gol por partido

Los despistes defensivos del Shakhtar no habían terminado aún y permitieron anotar el
quinto de la noche a Chamakh sólo frente al pobre y vendido Pyatov, 'marcado'
por su pifia inicial. El marroquí no falla: tres partidos, tres goles.



Con Denilson, Arshavin y Walcott en lugar de Fábregas, Nasri y Chamakh, el Arsenal
empezó a pensar en otra cosa y, si acaso, en embellecer aún más la noche con alguna
jugada de puro lujo. La falta de orden táctico empujó al Shakhtar, que orgulloso intentó
un gol de consuelo. Y llegó el de Eduardo, con la fina izquierda, que se
celebró al menos tanto como los dos anteriores del equpo de casa.

F. Llamas | Madrid 19/10/2010
elmundo.es