'Perea, te quiere el Madrid'

'Perea, te quiere el Madrid'

Es de 2005. De finales del mes de mayo. El titular de portada de los vecinos del Marca no
necesita interpretación. Y no, no es fotomontaje. Ahí tienen al negrazo veloz pretendido
por ese saca infinita de billetes y lágrimas llamada irrealmandril. A lo mejor era un rumor
inflado cual bola de bingo amañado, pero qué más da. Al contrario que la paisana Shakira,
declinó el flirteo. Gracias a su fidelidad y a una profesionalidad de minero, Perea cumple
contra el Depor 204 partidos atléticos, con lo que supera a Griffa como el extranjero que
más veces se ha enfundado un sentimiento hecho camiseta de colchones. Muchos
analistas se sorprenden, se enajenan y descojonan con el guarismo que agarra el
colombiano, y argumentan. ¿cómo ha podido un velocista tuercebotas permanecer siete
años en la enloquecida zaga del Atleti? ¿cómo este manojo de piernas lía la marimorena
en su propia área si nació con unos pies más prestos para el hectómetro que para el balón?
Pues porque ha hecho de la honestidad su principio laboral. Porque se lo merece y se lo
suda. Porque nació en Turbo y eso marca para ir a toda pastilla, al choque, con la guadaña
siempre a ras de grama. Sin maldad. Angelicalmente y por derecho. Generoso veterano, ha
cedido el brazalete de capitán al pipiolo Kun Agüero. Debería portarlo él,
aunque a algunos idiotas el método Perea les suene a chiste.



Hace apenas un año dejó un aforismo que lo hubiera firmado un existencialista (y que
cualquier curso de estos cae fijo en el examen de Filosofía de Selectividad).
“A veces me lío solo”, respondió medio riendo, inquirido sobre sus errores, sus cantazos
innecesarios, sus despejes retorcidos como sierpes, sus cosas, en fin. Se hace un ocho
porque ser del Atleti es ininteligible al conocimiento humano y porque el desliz fatal es una
constante matemática a todo aquel que se asoma a las aguas sucias del Manzanares.

Junco polvorilla, profesional transparente de tez opaca, el colombiano llegó desde Boca
Juniors tras exhibir su explosividad al corte en un, ya fenecido, torneo Villa de Madrid.
Desde entonces, ha tenido una colección de entrenadores, más de 60 compañeros de
vestuario (con Pablo Ibáñez, pétreo tándem) y muchos verdugos en la grada pidiendo su
diminuta cabeza. Indefectiblemente no meterá un gol en la ya exigüa carrera futbolística
que le queda por delante. El que anotó en 2007 contra el Madrid fue injustamente anulado
y nos privó de una victoria que aún se resiste. Aún llora por ello. Como lloró cuando, en
otro derby, tratando de regatear a Higuaín el argentino le birló el balón y profanó el
Fondo Sur. Avergonzado toreramente, su sonrojo por aquel lance se distinguía entre su
azabache melanina. Como un crío que rompe cosas, ha regresado abatido al hogar muchas
veces. Allí le espera Digna Luz Murillo, dos veces campeona de España
de 60 metros. Una pareja para salir corriendo... por cierto, Digna Luz
declaró recientemente en la operación Galgo, también a toda prisa.
Ego te absolvo de todos y cada uno de tus remates contra tu propia portería, Luis
Amaranto. Si le dieron el Balón de Oro a percherones como Sammer o Cannavaro, sea
para ti otro gigante y dorado como Antioquía para que lo patees mordido,
errado, picudo o con el uñero. Y si el irrealmandril de las llantinas
algún día te quiso, nosotros todavía te queremos.

Blogiblanco 29ABR 2011
J. Caballero elmundo.es