MAXI SALVA AL ATLÉTICO EN EL DESCUENTO (2-2)

MAXI SALVA AL ATLÉTICO EN EL DESCUENTO (2-2)

* Muchas alternativas en Mestalla, con un vibrante duelo entre las dos delanteras
* Los nervios defensivos locales y la falta de precisión rojiblanca, claves de la noche



VALENCIA.- La historia del Sporting, incluido el cambio postrero de Banega, volvió a repetirse una
semana después para indignación de Mestalla, que acabó propinando una sonora pitada a Emery.
El Valencia tenía los tres puntos en su mano, pero un despiste defensivo en el último minuto permitió
al Atlético, por medio de Maxi, arrancar un punto cuando los de Abel agonizaban (2-2). Se podía haber
evitado ese mal trago si el Valencia hubiera cerrado el duelo. Tuvo claras ocasiones para hacerlo,
en las botas de Villa, y al final se acordaron de ellas.

Tanta charla reclamando concentración, atención e intensidad en el juego para que los desajustes
defensivos afloraran a las primeras de cambio. Desde luego, no podía empezar peor la noche el
Valencia, que saltó más que tembloroso en este duelo de urgencias,
a pesar de que el paciente con peor diagnóstico era el Atlético.



Meritoria fue la jugada del angustiado conjunto de Abel en el 0-1, dejando en cueros al Valencia en
una contra que inició Antonio López desde atrás y que elaboró magistralmente Jurado.
El andaluz asistió a Forlán que, en vez de armar su fusil, asistió a Agüero.
Sin oposición alguna, el argentino batió por bajo a Moyà.

Mestalla se cebó pronto con Alexis, muy flojo, para descargar sus iras, aunque la noche prometía
emociones. No por los goles, que se intuían con tanta artillería pesada sobre el césped, sino por
las lagunas defensivas que exhibieron, a partes iguales, los dos equipos. Porque si bien el Atlético
disfrutó de un 0-2 que no supo materializar Agüero en una pifia monumental de Alexis, poco tardaría
en sacar a pasear esa torrija mental que padece en defensa y que le
ha colocado con toda justicia en los puestos de descenso.

El crecimiento de Banega

El Valencia tardó en reaccionar, pero fue asomando la cabeza poco a poco en las inmediaciones de
Roberto. Cuando no era Silva quien burlaba a Valera, aparecían Mata o Pablo Hernández para hacerle
un roto a Antonio López, Perea o Ujfalusi. El problema no lo tiene Abel con la defensa,
pero sí con el sistema que emplea para defenderse.



En la misma proporción que el Valencia incrementó su asedio sobre el marco rival, dejó el conjunto
rojiblanco de aparecer en ataque para alivio de Alexis. Un disparo envenenado de Forlán, que sacó
astillas al travesaño, fue la última acción de peligro que disfrutó el Atlético en la primera parte.
De ahí se dio paso a un nuevo recital de Banega, que sigue despegando.

Nervios en las defensas

El argentino se sacudió el marcaje mixto que le había dispensado Abel y empezó a dirigir. Se lo agradeció
con un gol de bandera Pablo Hernández, que tras dormir un envío largo del argentino, sentó con dos
elegantes toques a Antonio López en un metro cuadrado y ajustó el balón al palo corto. Dos minutos
después, Villa, que no siente envidia ni de Cristiano ni de Messi, culminó un pase interior de Silva,
suelto como si no lo temieran, para devolver la sonrisa a la grada.



Ya queda dicho que Atlético y Valencia pueden presumir de pegada, pero precisan con urgencia sentarse
en el diván para hacerse mirar sus horrores defensivos. En ataque, nada se les puede reprochar, ya que
ofrecieron un descarado toma y daca a la contra. Pim, pam pum. Me golpeas tú, te golpeo yo.

En ese electrizante intercambio de golpes llegó el empate inesperado del Atlético, minutos después
de que Emery sentara a uno de los mejores, Banega. Desde luego, el técnico no tuvo lo culpa de
que Alexis peinara un balón y Maxi, sin oposición alguna, superara a Moyà por el palo corto.

S. ASPAS

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