El cadáver se vengó de todos

El cadáver se vengó de todos



El ensañamiento fue injustificado; la agonía, alargada y lenta. Tan cruel y demorada
que al final el cadáver salió de la morgue para vengarse de sus ineptos dirigentes.
El otro día quitó a Turan y a Diego para desangrarse ante el Betis. Contra el Albacete
Goyo Manzano arrastró a todos a una fosa común cavada con anterioridad por Gil Marín,
Cerezo, Caminero, tres agentes y un pariente de la Piquer. Se despidió con ironía, con
la risa de Vincent Price aguardando desde el infierno. La carcajada resonó a los pocos
segundos de partido. El zombi mordió a todo quisque, necrosando las pocas partes
sanas que quedan al Atleti. Gracias a todos por haber escrito unas de las páginas más
negras, ignominiosas, vergonzantes y terroríficas que se recordarán por
siempre en la historia de este club. No merecemos este dolor
constante que anega de mierda General Ricardos.

Hace unos días en El País, Manzano decía sentirse "decepcionado consigo mismo".
Debe ser duro mirarse al espejo y saber que tus ilusas expectativas se dan de bruces
con tus verdaderas capacidades. La misma dramática y dura reflexión deberían aplicarse
Gil Marín y Cerezo, contumaces en el error y sin la más mínima autocrítica. La caterva
de aduladores que tienen alrededor tienen un mal sentido de la fidelidad: no contravenir
las irresponsables decisiones de dos mediocres. Me pregunto constantemente qué les
motiva, que les incita cada año a pelearse por agarrar el timón de la desnortada nave
atlética: ¿Prestigio? Se les agotó hace tiempo. ¿Erótica del poder? Debe provocar
placer que te insulten todas las semanas. ¿Visibilidad, triunfo social y profesional? Su
caso no se estudia en las escuelas de negocio y han estado más en los tribunales que
dando conferencias. ¿Responsabilidad? Lo responsable sería largarse.
¿Dinero, negocios? Imagino que la voracidad de la bestia no tiene límites...

Hace exactamente doce años que la Guardia Civil (entre los guindilla un amigo del colegio,
rojiblanco hasta la médula) tomaba las escaleras que llevan de la puerta del Fondo Norte
a las oficinas del Calderón. Mientras los niños de San Ildefonso sacaban bolas, José María
García paraba la programación para tratar de salvar el trasero de su otrora amigo Jesús Gil
en medio del escándalo, la incredulidad y la vergüenza. No sé por qué pero las cosas que
suceden se parecen peligrosamente aquel nefasto año. Tiene todo el marchamo, los
derroteros de un fatum trágico. De la parroquia rojiblanca depende o no que inauguremos
la Peineta en Segunda División. Los dirigentes del Atleti son capaces de
materializar esa broma. Que se vayan. Que dimitan. Que quieran
a sus familias y practiquen origami. Su ciclo se terminó.

Blogiblanco - J. Caballero
22 DIC 2011 elmundo.es