El Cholo y el Mono

El Cholo y el Mono



Tres partidos, dos fuera del Calderón, dos victorias y un empate, y ningún gol en
contra. El contundente triunfo en Anoeta despeja, además, la debilidad del conjunto
rojiblanco a domicilio que acabó por condenar a Goyo Manzano, con un independencia
del 'caso Reyes', irrelevante como ha puesto de manifiesto la salida del futbolista. El
debate sólo sirvió para desgastar al entrenador, al que el club no apoyó como debía.
Durante jornadas, ni lo destituyó, ni lo reforzó. Fue la peor gestión posible. Por muy
bien que haya empezado Simeone, mejor que apuntale su autoridad en el vestuario.
Más arriba está dividida, y eso es una fuente de inestabilidad. Tanto el Cholo como su
ayudante, el Mono Burgos, conocen bien la dificultad del contexto y el tejido del Atlético.

Todo empezó con una frase que, por sí sola, resultaba inquietante: "¡La pelota, a
la mierda!". Fue el grito de Simeone en los primeros entrenamientos, cuyo objetivo
era apuntalar la defensa y aumentar la presión, sincronizar los movimientos del equipo
sin la pelota. Lo llevó a un titular el diario Marca, en un ejercicio de buen periodismo.
Me recordó una de las respuestas de Javier Clemente cuando llegó al Espanyol:
"La pelota, si hay duda, a la tribuna". Ese equipo que el propio técnico vasco definió
como "una banda, pero organizada", llegó a jugar los 'playoffs' por el título en Primera,
en una fórmula efímera, afortunadamente, y una final de la UEFA, de cuya
derrota se ha culpado siempre a Clemente sin demasiada equidad.

A Simeone le acompaña la imagen que dejó como futbolista, temperamental, intenso
y hasta sucio por alguna acción de infausto recuerdo. Algo parecido sucede con el
Mono Burgos, un personaje poliédrico y extravagante, es cierto, pero muy preparado
futbolísticamente, como ha demostrado en su paso por equipos de
categorías inferiores. Tiene a Marcelo Bielsa, que lo dirigió
en la selección, como a uno de sus referentes.

Las primeras evoluciones del Atlético demuestran que Simeone y el Mono Burgos han
conseguido uno de sus primeros objetivos, al observar la seguridad defensiva del
equipo, con su portería a cero en tres partidos. Si en Málaga el Atléticco fue
eminentemente defensivo, en Anoeta ya se le observó con intención de dominar el
centro del campo. Partió con precisión al contraataque, como exhibió en la acción del
gol de vaselina de Falcao, pero hizo mucho más. Abrió el campo, con un Juanfran muy
activo en la derecha, y combinó mucho en los tres cuartos. El perfil de la plantilla,
que no estaba hecha por Simeone, pide jugar en esa zona la mayor parte
del tiempo posible, y el gran objetivo del club, la Champions, también.

Libre directo - O. Suárez
21 ENE 2012 elmundo.es