Hugo amarró la gabarra

Hugo amarró la gabarra



En el Bernabéu había bastantes más bilbaínos que atléticos, paradójicos
aforos por proximidad de uno y otro equipo. Un servidor tuvo la suerte de
estar allí para recordar (ya a duras penas en aquel 1985) cómo el astuto
Atleti de Luis Aragonés le birlaba al contraataque una Copa del Rey al
Athletic del pragmático Javi Clemente. Los Mejías, Ruiz, Votava, Arteche,
Clemente, Quique Ramos, Pollo Rubio, Mínguez, Balbino, Julio Prieto y
Marina no eran favoritos frente a los Urtubi, Salinas, Manu Sarabia, Zubi,
Urquiaga, Dani, De Andrés, Liceranzu o el gran Goico. Un penalti tonto en
un córner tras unas manos de voleibol y un latigazo de Hugo Sánchez tras
milímétrico pase de Landáburu y la gabarra quedó amarrada esta vez en
la ría. Hoy como ayer, este Atleti se defiende medianamente bien y apuesta
por salir zumbando en un santiamén confiando en un felino que recuerda a
Hugo y un asturiano fino como el zurdo Juanjo Rubio. ¿Variará la táctica en
Bucarest? ¿dará el campo, la pizarra y la posesión el alumno Simeone al
filósofo Bielsa, santificado ya más que Clemente? El Athletic está realizando
esta temporada el camino ascendente de la ilusión y parte con la vitola de
favorito por entusiasmo, hambre y coyuntura deportiva. No le flaquean las
fuerzas. Exige, presiona y enloquece con su ritmo y sus llegadas. Ahí es
donde debería tratar de igualar el partido el Atleti, no con la actitud
desganada y especulativa de la primera parte hoy ante el Valencia. Con el
contragolpe sólo no servirá. Y habrá otro partido, por cierto de altísimo
riesgo, en las gradas. La ejemplar masa social de San Mamés
vive desbocada de pasión e iría de rodillas hasta Transilvania.

Tras la consecución de esta segunda final en tres años (que ha difuminado
tantos males, tantos errores), viene a la mente la camiseta de Zigic que
quedó hecha jirones tras escapar de una jaula de leones no precisamente
bilbaínos. El árbitro no quiso ver los arañazos y el Atleti ganó la primera
Europa League de la Historia, aumentada poco después por el
subcampeonato de Copa que aún tiene eco en las gradas del Nou Camp y
una Supercopa en la ruleta de Mónaco. Si se consigue la segunda en
Rumania, que no sirva de coartada a una directiva que magnifica éxitos
menores: la Champions debería ser el territorio natural del Atletico de Madrid.
La vieja UEFA son las migajas que caen del festín de Messi y Cristiano.

Blogiblanco - J. Caballero
27 ABR 2012 elmundo.es