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Opinión: el arte de la prestidigitación colchonera

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Opinión: el arte de la prestidigitación colchonera Empty Opinión: el arte de la prestidigitación colchonera

Mensaje por ATLETISOY Mar 30 Jul - 7:47

Opinión: el arte de la prestidigitación colchonera

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La venta de Pizzi al Benfica, con su consiguiente fichaje

de Roberto para irse cedido al Olympiakos, es la gota

que colma el vaso de un Atlético de Madrid que en los

últimos años ha abordado innumerables operaciones

con escaso rendimiento deportivo. El club prometió una

serie de hechos que ayudarían a arreglar la situación

económica. Pero una vez llevadas a cabo, la situación sigue

siendo precaria y escasean los motivos para no dudar.

“Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice
que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante
de la primera parte”. ¿Entendieron algo? Seguro que no. Yo tampoco.



Probablemente, es uno de los más cómicos y surrealistas diálogos que se mantiene en
la historia del cine. Es la conocida conversación que graban los hermanos Marx en la
película “Una noche en la ópera”, en una parodia en la que Groucho Marx emplea
enrevesados términos administrativos en un trasfondo ininteligible cuando quiere
contratar al tenor Ricardo Baroni y se entrevista con su representante para discutir
sobre los entresijos del contrato. Para cualquier persona sería un diálogo sin
sentido alguno, que no remata con ninguna conclusión lógica. Para cualquier
persona, menos para dos, Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín.

La bicefalia rojiblanca debe hablar un lenguaje oculto que el resto de los mortales desconoce. No
hay otra manera para explicar los extraños negocios que se cierran en las oficinas del Vicente
Calderón, así como los viajes que se realizan para acordar vías de financiación que garanticen
la estabilidad (¿cómo hemos llegado hasta este punto?) en el futuro del conjunto rojiblanco.
La última pieza que ha terminado por derribar el bloque de piezas de dominó
ha sido la venta de Pizzi al Benfica, para un día después viajar a
Barcelona y cerrar una posible cesión de un año al Espanyol.

Negocios deportivamente ineficaces

Todos los equipos de fútbol tienen operaciones que pretenden ocultar, intereses que no salgan
a la luz para defender su pulcritud e inocencia en los movimientos bancarios. En el Atlético de
Madrid, la duda sin beneficio se instaló hace ya muchos años, cuando Jesús Gil simuló haber
fichado en 1998, mismo año de la intervención judicial, por 2.700 millones de pesetas
cuatro futbolistas en el conocido ‘caso de los negritos’: Abbas Lawal,
Limamou Mbengue, Maximiliano de Oliveira y Bernardo Matias Djana.

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Recuerdo también otro caso, el de Richard Nuñez. Llegó procedente del Grasshoper gracias
a que Gil Marín pagó una deuda que guardaba con el representante uruguayo con la contratación
de este jugador, según pudo reconocer a VAVEL hace unos meses un exentrenador del Atlético
de Madrid. Nuñez se marchó por donde vino a final de temporada, jugando once
partidos y marcando dos goles, algo más que su compatriota Rubén ‘Pollo’ Olivera,
que llegó para jugar 21 minutos repartidos en dos partidos.

El primer futbolista que llegó al Atlético de Madrid por parte de un fondo fue Cleber Santana, que
se presentó como “el nuevo Deco”. Ni mucho menos. El conjunto colchonero lo fichó en el año
2007 poniendo sobre la mesa 1,9 millones de euros mientras que la
otra mitad la abonaba Juan Figer, un representante uruguayo.

El brasileño Elías, conocido por lucir una bufanda antimadridista en su presentación, continuó el
legado de Cleber Santana al  llegar al Atlético de Madrid formando parte del fondo Mendes. El
conjunto rojiblanco pagó la mitad de 7,5 millones de euros al Corinthians, mientras que de la
parte restante se encargó Quality Sports II Investments LP, fondo en el que Mendes es consultor
externo. "Esos siete millones se pagaron en tres plazos: el primero lo pagó
íntegramente el fondo; el segundo, mitad y mitad, y el tercero fue
cosa del Atlético", cuentan fuentes de la operación a El País.

Más irrisorio suena el caso de Julio Alves, que llego del Río Ave de Portugal por 2,5 millones
de euros y que fue inscrito en Liga a falta de cuatro horas para el cierre de fichas, para irse a
los pocos días al Besiktas. El oscurantismo se cierne sobre este fichaje y es que Paulo
Carvalho, presidente del club luso, asegura que llevaba ya dos días
en Estambul cuando el conjunto rojiblanco reconoció su existencia.

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Otro ejemplo es la contratación de Silvio. Llegó procedente del Sporting de Braga el mismo año
que llegó a la final de la Europa League. El Atlético de Madrid pagó 4 de los 8 millones que costó
la operación en total, en los que se guardó una opción preferencial para fichar también al extremo
Pizzi. El Braga comunicó en invierno que habían recibido 15 millones por el jugador
luso, de los cuales no pagó ninguno el Atlético de Madrid gracias
a Jorge Mendes, que decidiría el futuro del jugador.

Y por último, el fichaje de Radamel Falcao, cuyo coste fue de 45 millones más la incorporación
de Ruben Micael por cinco millones (60% para el Oporto y 15% para Nacional de Madeira),
antes de cederlo al Real Zaragoza sin vestirse jamás como jugador del
Atlético de Madrid y marcharse un año después al fútbol portugués.

Estrellas que nunca llegaron

Julio Alves, Ruben Micael, Elías o Cleber Santana. Son algunos de los nombres que sí han
llegado al Atlético de Madrid. Pero otros, que sonaron también y que son conocidos por todos,
no.  Los movimientos de altas y bajas se producen en los últimos años con tal
ligereza, que apenas nos paramos a reflexionar sobre ello.

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Pongamos el caso. Para la delantera rojiblanca, Edin Dzeko y Álvaro Negredo, dos arietes
de mucho peso, corpulentos en el cuerpo a cuerpo. No sin estar acompañados de una
magnífica línea de tres con Nani en la izquierda, Cazorla en la derecha y Riquelme de
enganche para soñar. Este alarde de fantasía se ve apoyado por la sobriedad de Andrea
Pirlo o la efímera clase de Andrea Rosicky en el centro del campo. Unos jugadores que
cuentan con el esfuerzo de una línea defensiva de tres jugadores formada por Bruno
Alves, Chigrinsky y Rod Fanni, con Pepe Reina defendiendo bajo palos. Ninguno
de estos once jugadores llegó a vestir la camiseta del Atlético de
Madrid, pero muchos de los aficionados soñaron con ello.

Porque sería maravilloso soñar con los goles de cabeza de Edin Dzeko o con el último
pase de Riquelme en línea de creación. Con el toque de Andrea Pirlo para generar
espacios o el fino danzar de Cazorla para deshacerse de su par. O con ver a Pepe
Reina seguir la línea sucesoria que su padre, Miguel Reina, comenzó en 1973 para
jugar siete temporadas defendiendo el escudo del oso y del madroño. Pero la
realidad dista mucho de la rumorología barata que ha llegado a vincular a otros
jugadores como Andrés Fernández, Ricardo Quaresma, Yoann Gourcouff, Samuel
Eto´o, Luis Suárez, Daniel Osvaldo, Pavel Nedved o José María Gutiérrez ‘Guti’.

La temporada pasada, el primer año completo de Diego Pablo Simeone como entrenador
del Atlético de Madrid, se ficharon a cinco jugadores (Insúa, Cata Díaz, Domingo Cisma,
Cebolla Rodríguez y Emre), de los cuales se pagó 1 millón por Cata Díaz y 3,5 millones
por Insúa en una operación que se rumorea que ha servido como pago d ela deuda que
el Sporting tenía aún con el Atlético por el fichaje de Elías. De esos cinco jugadores, sólo
continúan de ellos dos, de los cuales ninguno parte como titular para la próxima temporada.

Hechos irreales

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Nos han vendido que la situación económica del Atlético de Madrid es precaria, sin reservas
de dinero para fichar jugadores a un Simeone que quiere un proyecto exitoso a largo plazo,
pero que no sea eterno. Pero la pregunta es: ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Por
ejemplo, pagando un sobresueldo de 400.000 euros a Gil Marín por jugar la Champions
League en 2009/2010 cuando ya cobra un sueldo de 600.000 anuales (a fecha de 2009),
o elogiando el traspaso de Radamel Falcao al venderlo por 60 millones al Mónaco, de los
cuales el Atlético de Madrid ha recibido solo 45 ‘kilos’, los mismos que pagó por él cuando
lo fichó procedente del Oporto.  ¿En dónde está el éxito económico de la operación?

Son algunas de las múltiples razones que se irán descubriendo poco a poco, pero que durante
ese período se consigue desmontar las explicaciones que los directivos y miembros del Atlético
de Madrid se encargan de razonar. Nos vendieron que “si no entramos en Champions League,
sería difícil que Radamel Falcao se quede”. Simeone consiguió el objetivo por el bien del club,
pero el colombiano emigró a Mónaco, un equipo recién ascendido en Francia y en el que
estará por cuarto año consecutivo sin jugar la máxima competición europea.

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Nos vendieron también que la operación de cambio Vicente Calderón por La Peineta sería
una decisión consensuada y que se haría al tomar una decisión “entre afición y club". Volvieron
a mentir y el derrumbe del Calderón y la compra de la Peineta se llevó a cabo sin preguntar a
nadie. Nos vendieron que La Peineta sería un estadio en propiedad del conjunto
colchonero, y lejos de esa realidad, la realidad ha demostrado que la venta
del Calderón está dentro del caso de corrupción de la trama Gürtel.

Nos vendieron otra promesa en torno a Falcao y tampoco se llegó a cumplir. Miguel Ángel Gil
Marín aseguró en la Cadena COPE  que “si se vendiera a Falcao por 60 millones, se acabarían
nuestras deudas”. No fue por el precio estipulado por Gil Marín, pero sí por 45 millones que
aliviarían las cuentas. Pero, como en todas las anteriores, tampoco se ha cumplido.

29/07/2013 - 16:17.
V. MOLINA POZO vavel.com







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