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Articulo de Ruben Uria: La caja negra del Atlético de Simeone

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Mensaje por Eragon86 Vie 28 Mar - 5:42

La caja negra del Atlético de Simeone
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Capítulo 30 de la teleserie “Ya caerá el Atleti”. La tercera vía, la alternativa de poder a los dos de siempre, prosigue su camino sin detenerse en admirar el paisaje, sin recrearse en sus números y sin caer en la trampa del favoritismo de papel cuché. Una legión de fiscales espera guadaña en mano, y el de siempre, Simeone, advierte al personal: no importa lo que fuiste, sino lo que quieres ser; no importa lo que has logrado hasta ahora, te medirán por lo que consigas cuando todo acabe. Sin embargo, a estas alturas de la película, la pregunta es ¿cómo es posible que el Atlético esté combatiendo, con incuestionable éxito, a los dos de siempre? ¿qué ha sucedido para que un tipo que cogió un equipo a cuatro puntos del descenso esté ahora a cinco partidos de ganar la Copa de Europa? ¿cual es la piedra filosofal de un tipo que heredó un muerto y devuelve hoy un líder de la Liga?

La caja negra del Atlético descubre secretos que, uno tras otro, ayudan a comprender lo que está sucediendo. La clave de Simeone y su cuerpo técnico son los pequeños detalles, las conquistas diarias. Mejorar a un jugador es tan importante como aspirar a un título. El crecimiento diario de cada jugador es una conquista diaria, un triunfo sobre el que edificar el siguiente. Pregunten a Raúl García. Fue criticado, abucheado y vilipendiado por los mismos que hoy estarían dispuestos a costear, sin importar el coste, un busto de su cabeza en cada esquina del Calderón. En eso es pieza clave y artífice el líder natural, Simeone. El hombre que se ha empeñado en limpiar el escudo que otros han ensuciado durante años se rige por directrices simples. Concede libertad a los jugadores y les mantiene informados de sus decisiones. El líder no se impone, propone. No ejerce todo su poder, sino que lo administra. No obliga, sugiere. El futbolista cree en su entrenador y nace un sentimiento de pertenencia que fortalece, todavía más, el compromiso.

Se juega como se entrena. Cholo se anima a lanzar desafíos internos a los jugadores, nuevos retos. Implantar objetivos incluso para las tareas más mecánicas, entrenar como se juega, es un desafío diario que rompe la rutina y potencia que, en todo momento, los futbolistas sepan qué se espera de ellos. El último elemento de Simeone es el apartado de las críticas y alabanzas. En una industria periodística ávida de polémicas, Cholo diseñó un plan de comunicación sencillo, con mensajes cortos y en vena. Las críticas a los jugadores, constructivas y en privado. Los halagos, mesurados y en público. Si un jugador lo ha hecho mal y el técnico se lo reprende en privado, el jfutbolista gana confianza en un jefe que le respalda y le protege por el bien del grupo. Y al contrario, si el jugador escucha que Simeone le halaga en público, en una entrevista o una conferencia de prensa, el entrenador está potenciando la confianza del jugador, animándole a seguir trabajando y además, anima al resto de compañeros a buscar ese reconocimiento en futuros partidos.

En el fútbol, como en la vida, hay que creer. Y este es uno de los indiscutibles éxitos del Cholo: lograr que el cuerpo técnico rojiblanco refleje, en cada instante, que sus jugadores transmitan con su actitud lo que se debe sentir por el juego: una absoluta pasión en lo que hacen. Son creyentes. De ahí que Cholo señale que lo de su equipo no es casualidad, sino causalidad. Hay que creer. Si hay grupo, hay equipo. Dos principios básicos: primero, el esfuerzo no se negocia; segundo, no hay nadie más importante que el equipo. El líder propone, el grupo dispone. Al fondo de la caja negra del cholismo, una palabra: compromiso. Para entrenar, para correr, para defender la camiseta, para representar con dignidad al aficionado. Con compromiso, hay intensidad; con intensidad, competencia interna. Y con competencia interna, hambre de victoria. Eso, señores, es un equipo.

Para ganar al Atlético hay que correr el triple que él y trabajar el doble. Para muestra, un botón: Diego Costa, el jugador más decisivo de lo que va de Liga, podría recrearse en sus números y acomodarse para disfrutar su nuevo estatus de estrella. Con Simeone y su idea de equipo, sucede lo contrario. Costa ha interiorizado que no hay nada ni nadie más importante que el equipo, que ningún jugador es tan bueno como todo un equipo. Así que se pregunta qué puede hacer él por el Atlético y no qué puede hacer el Atlético por él. De ahí que Costa se exijiese ante el Granada hacer la cobertura a Insúa, para perseguir a un delantero durante sesenta metros y lanzarse ,a ras de suelo, para desviar un centro sobre la portería atlética. Eso se llama compromiso. Y como la sangre fría, no se vende en ningún negocio, ni se compra con dinero. Se tiene o no se tiene. Y a este Atlético le sobra.
FUENTE: EUROSPORT.YAHOO.COM

AUTOR: RUBEN URIA.
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