España 0-1 Suiza

España 0 Suiza 1

España se lo pone crudo

Si se trataba de ponerle emoción al Mundial, la selección española se bastó sola.
La imprevista, inmerecida y desconcertante derrota ante la modestísima Suiza
destroza todos los esquemas previos, cambia los planes y anuncia unos días de
tensión que podrían concluir, en el mejor de los casos, en una pelea a vida o
muerte frente a Chile en el último encuentro de la primera fase. Entre la espesura
y un accidente, Suiza se llevó un triunfo increíble en Durban y el 'dream team' bajó
de su olimpo pegándose un golpetazo morrocotudo.
España se lo ha puesto muy crudo.



Hasta el gol, nada hizo sospechar un patinazo tal calibre. Tanto afinar a la tecla, al equipo
parecía sobrarle el tiempo. Pero no. Esta España no aburre nunca, desde luego, pero
saltaba a la vista que había salido al circuito con el motor diésel. Frente a un rival al que
le daba lo mismo ocho que 80, el balón fue siempre de
Iniesta, Xavi, Silva, Ramos... Especialmente de Iniesta.

Pues sí. Tanta tensión acerca de si podría estar en el estreno y con toda la razón. Desde
el primer momento, él fue el dueño de la pelota, de las ideas más brillantes y de las
patadas de los demás. El 'tiqui-taca' invadió de forma absoluta el césped ante una Suiza
antiquísima: aplicada atrás y patadón 'parriba'. Nada de nada. Daba la sensación de que
podría jugar tres Mundiales seguidos y no disparar una sola vez. Casillas se
mantenía despierto, lo que ya era un logro extraordinario del capitán.



A eso de la mitad del primer tiempo, Piqué, harto de mirarle la cara a Puyol, se fue hacia
adelante para conectarse con Iniesta, inventarse un recorte en el área pequeña y sacar lo
mejor de Benaglio. Más patadas a Iniesta, más 'lirili' y poco 'larala'. España seguía algo
arrugada, y pese a que su arruga es bellísima, producía inquietud verles intentarlo una y
otra vez para nada. Paciencia, paciencia. Lo había advertido Del Bosque días atrás.
Ésa iba a ser la penitencia que el equipo tendría que cumplir por haberse convertido
en lo que es. ¡Válgame Blatter! Se fueron al descanso con el 78% de posesón y
con el 100% de convicción de que sólo una desgracia podría saltar al camino.
Se trataba de meter un par de octanos más en el combustible.
Y así fue. Las dos cosas.

De regreso, lo mismo, pero un poquito más rápidos. Y así fue también lo segundo: tras
cinco minutos de monólogo español, la desgracia: un balón perdido hacia la frontal del
área de Casillas, un despeje a tiempo de éste con la pierna y el rebote en Piqué hacia
dentro para que Fernandes la metiera. Gol. Una estupidez más del destino, del fútbol,
que no quiere ni a su padre ni a su madre. Si de lo que se trataba era de ponerle sal,
España la echaba a paladas. El 0-1 no desordenaba nada más que algunas quinielas.



Pero Del Bosque pasó al plan B: Fuera Silva y Busquets. Dentro Navas y Torres. Más
octanos, menos tiempo por delante. Las ocasiones se fueron multiplicando y apretando
en el reloj. Torres por aquí, Torres por allá. El del Liverpool se convirtió en el eje de todo
y el marcador en una lotería para los suizos, decididamente a la contra por si acaso.
Derdiyok pudo oscurecerlo todo en una de ésas, pero estrelló el balón en el poste
izquierdo. Una patada más para mandar a Iniesta con los médicos (los días que vienen
será de nuevo el centro de todo) y dejar su sitio a Pedro. A 15 minutos para el final, a
España se le estaba poniendo cara de tipo recién despedido de su trabajo. Glup. Y por
mucho que se intentó, nada de nada. Puede que no fuera su día,
pero un Mundial no le permitirá tener dos como éste en Durban.

C. E. Carbajosa | Durban 16/06/2010