Holanda 1-0 Japón

Victoria 1-0 ante Japón

Desaboría' Holanda

Wesley Sneijder marca el único tanto
tras un error del portero nipón

El término exacto es "desaborida", pero permítase la licencia de escribirlo como lo diría
un gaditado que ayer, a la hora de la cervecita y los boquerones, tuviera la infeliz idea
de ver el partido de Holanda en lugar de disfrutar de un baño en las playas de Zahara.
Se tragó, como todo el mundo, una versión de Holanda muy alejada de la diversión a la
que remite su historia. Sin gracia, sin chispa, esta 'Oranje' se va a meter en octavos de
final, y sin despeinarse, pero ni contra Dinamarca ni contra Japón enseñó todo aquello
que evocaron la mayoría de sus precedesoras: fantasía, diversión, regates... Imaginación,
al fin y al cabo. Ganar por 1-0 con un fallo del portero no es el camino que siempre
eligió Holanda, por mucho que la ausencia de Robben pueda servir de coartada.



En parte no es culpa suya. De hecho, en este Mundial, y en tantos otros, se está poniendo
de moda un tipo específico de partido: ese en el que el equipo inferior mete nueve hombres
por detrás de la pelota y se resigna a algún descuido del otro equipo para hacer gol. Ante eso,
al grupo que le toca tener la pelota no le queda más remedio que moverla, casi siempre en
horizontal, porque a nada que intenta pisar el área se forma un atasco de mil demonios. Así
lo hizo Japón, consciente de su inferioridad, y logró durante 90 minutos dejar en muy poco
a una selección que dispone de Sneijder, Van der Vaart, Van Persie,
Elia o Afellay (estos dos salieron en la segunda parte).

Pero es muy difícil sacarle brillo a la pelota con tantas piernas acumuladas en tan poca zona
del campo. Es verdad que Van Bommel ya no es quien fue, que a Kuyt, si tiene que regatear,
se le hace de noche, y que Van Persie no es un delantero centro, posición desde la que parte
con Van Marwijk. La teoría dice que el constante baile de posiciones debe terminar por abrir
el camino, pero no fue así frente a una selección, la asiática, que además tuvo la fortuna de
disponer de la mejor oportunidad del primer tiempo en una contra que salvó a última hora
Stekelenburg, que por ese nombre atiende el guardameta holandés.



Ya en el segundo acto, tuvo la fortuna Holanda de que, nada más empezar, un disparo sin
mayor peligro de Sneijder terminó en la red, quién sabe si por ese efecto diabólico atribuido
al dichoso balón, quién sabe si porque el portero japonés se colocó fatal para recepcionar
el envío. El caso es que la 'Oranje' ya estaba por delante en el marcador, su mayor angustia
era pasado, y de ahí en adelante se podía esperar otra versión. Nada que ver.
Holanda siguió sin trenzar, entregándose al juego que hacen los que
van ganando, similar al trabajo en una cadena de montaje.



Los cambios siempre fueron a mejor, entraron Elia y Afellay y le dieron más velocidad a su
equipo, en parte también porque Japón, sin argumentos, se vio obligada a dar un paso
adelante en busca del empate, que casi encuentra, de casualidad, Okubo en un balón al
segundo palo a falta de 20 minutos. Y en el último suspiro del partido, fue Okazaki el que
mandó alto un remate desde muy cerca, dejando los sudores de Holanda en nada,
limpiándole el camino a octavos aunque sea alejada de sus esencias.
Otros -Inglaterra por ejemplo- lo firmarían.

E. J. Castelao| Ciudad del Cabo 19/06/2010