Uruguay 2-1 Corea del Sur

Derrota a Corea del Sur (2-1) con doblete de Luis Suárez

Uruguay, a cuartos 40 años después

Los asiáticos pusieron todo el fútbol, pero dos goles
de Luis Suárez le dan el pase a la 'celeste'

Uruguay salió al campo. Marcó un gol que le regalaron. Se tumbó a dormir la siesta.
Se despertó de un susto cuando le empataron. Marcó otro gol y ya permaneció
despierto hasta el final. Se levantó y estaba en cuartos de final.



¿Cómo? Probablemente no lo sepan ni ellos, pues Corea, la del Sur, mereció, con mucho,
y al menos, el empate. Arremolinada en torno a su número 10, Park Chu Young, futbolista
del Mónaco, trazó un juego dinámico y atrevido ante los pesados uruguayos,
que se movían como dinosaurios persiguiendo ardillas.

Con todo, será el nombre, será la lógica, Uruguay avanzó a cuartos de final casi sin querer,
con la ley del mínimo esfuerzo, pero nadie se va a acordar de eso, pues hacía 40 años que
no tocaba tal ronda. La última vez fue en México'70 y cayó en semifinales.
Luis Suárez, autor de los dos goles, ya tiene un lugar en la historia.



De hecho, el único fútbol propuesto por la 'celeste' duró 10 minutos. En ese tiempo, vio como
Park Chu estrellaba una falta en el poste ante la mirada atónita de Forlán, que inmediatamente
después cogió un balón. Lo condujo desde ese lugar nuevo que le han asignado en la media
punta y abrió a la derecha para Luis Suárez. El delantero del Ajax le devolvió un melón a Forlán,
que tuvo que irse a por él a la banda izquierda. Desde allí recortó y centró, paseándose el balón
tranquilamente por los bigotes del portero surcoreano, que no se sabe muy bien
porqué no la cogió. Con la defensa quieta fue Luis Suárez, en el
otro costado, el que terminó empujando a gol un balón increíble.



Y ya está, ahí murió la propuesta de Uruguay. Y ahí nació, poquito a poco, la de los coreanos,
un equipo de lo más simpático que quiere jugar siempre por el suelo. Sus futbolistas intercambian
las posiciones constantemente, y de todo ese jaleo sale algo dinámico, entretenido, vertical. Les
falta, obvio, calidad, pues de haberla tenido se hubieran llevado el partido de calle. En la segunda
parte, por reducirlo, tuvo en las botas de Park, el del Manchester, dos opciones inmejorables,
y otras tantas para Park Chu Young, con mucha diferencia el mejor del partido.

Siempre con la pelota en el pie, trataban de derribar el muro que sujeta Lugano, un armario
empotrado con vocación de central que sobrevivió junto a sus compañeros como pudo. Y hasta
que pudo. Con todas las ocasiones que había tenido, con todo lo bien que estaba jugando,
Corea hubo de empatar a falta de 20 minutos en una jugada a balón parado donde
Lee Chung Yong metió la cabeza por encima de las torres.



Ahí despertó de su letargo Uruguay. Lo hizo por obligación y con pereza, y de hecho no tardó ni
10 minutos en encontrar el golazo de Luis Suárez, que le permitió volver a acostarse y esperar
el final. Corea entonces se sintió como ese turista despistado al
que le roban la cartera. No sabía qué había hecho mal.

E.J. Castelao | Port Elizabeth 26/06/2010