El Atlético, sin dudas y a la Champions

El Atlético, sin dudas y a la Champions



MADRID.- El Vicente Calderón vivió con tranquilidad y creciente aburrimiento
el acceso de su equipo a la Liga de Campeones. El Panathinaikos, que jugó
el último tramo con 10 hombres por expulsión de Cissé, colocó aún menos
obstáculos que en la ida. El 2-0 del partido de vuelta se resume en un gol
en propia puerta nada más comenzar y en la jugada sensacional de Agüero
a poco del final. La superioridad rojiblanca deja un 5-2 en los anales de las
previas de Champions y la sensación reconfirmada de que para un futuro
digno en la competición recién conseguida son imprescindibles los refuerzos.

La media hora que le dio a Abel a Cléber Santana, presuntamente recuperado
para el buen fútbol en su año de repaso mallorquín, no transmitió noticias de
importancia. Reemplazó a Raúl García con la elminatoria medio muerta, dio
un par de taconazos efectistas y se perdió en una mediocridad conocida.
El mediocentro con dominio, temple y mando, cabeza erguida,
sigue siendo de imperiosa necesidad para el Atlético.



El segundo parche que debe ser reemplazado es el lateral derecho, en
donde Heitinga da escasos destellos en ataque, pero somete al equipo
a una excesiva tensión defensiva. El único jugador potable del Panathinaikos,
por la ausencia del lesionado Karagounis, el argentino Sebastián Leto,
disfrutó toda la noche por ese flanco. Hay que hacérselo mirar.

Por lo demás, al Atlético le bastó con caminar, acaso trotar y contemplar las
anomalías de su rival, de nuevo incapaz de plasmar una solución a la barrera
defensiva adelantada de los rojiblancos. Los pelotazos primitivos no sirven.



Ten Cate, entrenador holandés de los griegos, sorprendió con la alineación
de Ninis, una promesa del equipo, y la relegación del veterano Salpinguidis
al banquillo. Puede que sus ideas hubieran dado mejores resultados de no
mediar el gol en propia puerta del central Vintras a los cuatro minutos de juego.
En la primera llegada al área del Atlético, Forlán dirigió mal
un remate y el defensor remató a su portería.

El Atlético, con la clasificación hecha, se dejó llevar. Aburrió, contempló como
los griegos se hundían en su propia imposibilidad de ligar dos pases (mal
común de ambos equipos, por cierto) y de vez en cuando le daba
una pelota a Agüero, en permanente actitud de caza.



Forlán tardó 70 minutos en conectar el primer disparo a puerta de su equipo,
un cabezazo en el centro del área que atrapó el portero Galinovic. Sin embargo,
una vez que el uruguayo dejó su puesto a Jurado, fue el Kun quien le puso la
cinta a la clasificación con otra jugada digna de su tamaño futbolístico. Cierto
que el guardameta no anduvo hábil para detener el disparo a quemarropa, pero
desde el inicio hasta el final del lance, todo lo que hizo Agüero fue perfecto.

F. LLAMAS

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