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Italia, principio y final

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Mensaje por ATLETISOY Vie 29 Jun - 0:12

Italia, principio y final

Italia, principio y final 106Copiar-1

Con dos goles de su poderoso delantero
y una actuación destacada de Pirlo,
Cassano y Montilivo dejan sin final
a la gran aspirante al trono

Balotelli hizo los goles y posó para la posteridad, pero ante todo, por encima
de los personalismos, quedará el primer tiempo, un prodigio de Italia. Allí lució
sus galas, que ya van para leyenda en esta Eurocopa. Hizo muchas cosas y
todas bien, con una puntualidad demoledora, bajo los designios de Pirlo,
Montolivo y Balotelli. Una lección de la vieja dama del fútbol, que llega a la
final como una novia al altar: resplandeciente, ilusionada, henchida de vida.
Tras seis años de travesía, Prandelli ha guiado a este equipo hacia donde
merece la mística de su escudo. Nada menos que una final ante España.

Se movió Italia de la única manera con la que se raya la perfección, esa en la
que todo parece sencillo. Al ritmo de Pirlo, un mariscal con mando en plaza,
imponente en sus labores de distribución. Se la daba el central y Pirlo
encontraba siempre la solución adecuada, casi siempre en alianza con Marchisio
o Montolivo. Avances decididos, rotundos, que pronto se tradujeron en peligro.
Sobre todo, gracias a Montolivo y sus botas naranjas, como imanes para el
balón. Suyo fue el disparo al cuarto de hora y de Cassano
el posterior, también defendido por Neuer.

Quería Alemania, aunque sin encontrar modo, más allá de dos despistes de
Barzagli. Özil, perfilado en la derecha, quería conversar con Gómez, pero en
idiomas distintos. Khedira apretaba por atrás como una bestia de carga y hasta
largó una volea que puso en guardia a Buffon. Precisaba de otros engranajes la
Mannschaft si quería ver rendido a semejante portero. Como la aportación de
Kroos, novedad en el once, lejos de ese nivel con que se enseñoreó en el
Bernabéu. O la seguridad de Schweinsteiger, emperrado en regalar balones.
Aniquilidas las referencias, ajustadas todas las circunstancias,
había llegado la hora de Mario Balotelli en el Estadio Nacional.

Tembló Varsovia con las dos apariciones de SuperMario, primero de cabeza, a
servicio de Cassano desde la izquierda. Luego con un desmarque a la espalda
de Lahm, leído a la perfección por Montolivo y una coronación a la altura. Casi
antes de que el balón retumbara como un trueno en la escuadra ya estaba
luciendo torso este 'loco' maravilloso. Esa efigie, el gesto crispado,
la intimidatoria cresta apache, dará hoy la vuelta al mundo.

Italia, sin agonía

El marcador se ponía de acuerdo con el fútbol y no había agonía en Italia, sino
lógico delirio. En la menguada tropa que se acercó a Varsovia y en el banquillo
de Prandelli, pendiente de todo, tan activo como sus propios futbolistas. Ni lo
más mínimo pareció importarle el cambio de cromos de Löw, que aprovechó
el descanso para dar paso a Klose y Reus. El extremo enclenque y el ariete
de toda la vida. De alguna manera debía jugársela
Alemania, porque el 2-0 pesaba como un fardo.

Fue el propósito tan meritorio como en balde. La ancestral embestida alemana,
jaleada desde el fondo por más de 5.000 compatriotas, esperanzados con un
tiro de Lahm o el libre directo de zurdas del propio Reus. En vano también los
caracoleos de Özil y el trasiego de Podolski ante los centrales. Resistía a pie
firme Buffon, bien escoltado en esos trances por unos volantes de lo más
solidarios. Y hasta se soltó la melena Italia, con un acercamiento de Balotelli
y otro de Cassano, ambos relevados de inmediato. Con todo amarrado atrás,
quedó la noche para las contras, con Diamanti, Marchisio, Di Natale y hasta
Balzaretti, tan evidentes como fallidas. Faltó esa guinda a la exhibición de la
Nazionale. Porque ni siquiera el penalti de Özil, ya en el añadido, puso en
cuestión el triunfo con el que Italia puso el reloj en hora. Si siempre
tuvo mística, ahora también tiene fútbol. Y con mayúsculas.

M. A. Herguedas | Varsovia
29/06/2012 elmundo.es
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