Dos modelos incompatibles del Atlético (por Ruben Uria)

Simeone, en una jugosa entrevista concedida hace días a El Gráfico, relataba un episodio que significa una radiografía precisa de la realidad del Atlético: 'El año pasado la UEFA invitó al Atlético de Madrida Suiza, al foro de los mejores entrenadores de Europa. El Atlético estaba en semifinales de la Europa League y tenía opciones de clasificarse para la Champions. Los jugadores querían ganar la Europa League, pero el club te presionaba todos los días e insistía en que había que entrar en Champions como fuera. Por los 20 palos. Para mí no era sencillo, porque luchabas contra el club, que te exigía una cosa, con tus deseos de entrenador, querer ganar y convencer a los jugadores de pelear por las dos cosas. Planteamos el tema en esa reunión: ¿El club está en semifinales de la Europa League, quieren ganarla o no? Y la verdad que no, porque el club tiene que pagarte las primas si eres campeón y además, te saca energía y por ahí te despistas en Liga y no puedes entrar en Champions'. Esa es la realidad atlética. Hay dos caminos, dos modos de proceder, dos filosofías de entender el club. Y son, en el fondo, incompatibles.

El del banquillo enorgullece a sus aficionados. El del palco los avergüenza.  Uno se entera de las noticias por la prensa, los otros hablan con su prensa antes que con su entrenador. Uno quiere  títulos, otro quiere billetes. Uno habla de sentimientos, el otro habla de negocios. Uno quiere comprar para competir, el otro quiere vender para XXXX.  El objetivo de Simeone es pelear como un pequeño para ser un grande, el de Gil es cobrar como un grande para seguir siendo un pequeño. Uno pide que si no le compran no le vendan, el otro vive de vender todo para que en el futuro, le compren.  Simeone conjuga el verbo crecer. Gil atiende al verbo vender. El presente es un matrimonio de conveniencia: los ilegítimos dueños juegan con cartas marcadas y marcan el billete que señala el camino: entrenador, esto es lo que tienes, con esto tienes que arrear, no alces la voz, no modifiques tus discurso y sigue ganando para que ingresemos dinero, la gente esté contenta y nadie tenga cuello para girarse al palco y reparar en que llevamos 25 años convirtiendo un club histórico en una SAD histérica.

El Cholo siente que los objetivos de sus superiores chocan son sus aspiraciones. Este verano ha sido definitivo en ese sentimiento. Acostumbrados al recelo desde que la familia Gil entró en el club (¿quién podría confiar en un señor que fue condenado por estafar a su propio club y en otro que fue calificado de cooperador necesario de un delito de apropiación indebida que no tuvo pena por prescripción?), los aficionados asumen que el trámite de renovar los abonos es una moneda al aire. No hay atlético que no conozca, de primera mano y por propia experiencia, el modus operandi deDerribos Gil SAD, que funciona a modo de puerta giratoria, mercado persa y agencia de compra-venta de jugadores. En cambio, desde hace casi dos años, los atléticos también saben quién les representa, quién habla su mismo lenguaje y quién está dispuesto a sudar sangre por ellos. Y ese es Simeone. Así que hay dos Atléticos. El que funciona como quiere Gil y el debería ponerse a la altura que exige Simeone. Al final, acabarán chocando. Son modelos incompatibles. Quién sabe si en diciembre, en junio o dentro de varios años. Gil y Cerezo son okupas que entraron en el Atlético, pero el Atlético jamás entrará en ellos. Simeone podrá salir del Atlético algún día, pero siempre llevará al Atlético dentro de él.

FUENTE: Rubén Uría / Eurosport