ASdH: La afición ha hablado

La afición ha hablado

Muchas veces se les ha llenado la boca a los dirigentes atléticos con la expresión,
que de tan usada ya huele, de que la afición es soberana y que los aficionados
decidirán sobre esto o aquello. También en muchas ocasiones la directiva del
Atleti ha manifestado que los críticos con su gestión son (somos) cuatro gatos.
Pues bien, ayer sábado en las inmediaciones de nuestro estadio la afición en
un número muy superior a los “cuatro gatos” se manifestó y lo hizo de manera
pacífica y con un mensaje claro de desaprobación de una gestión que esta
asociación considera nefasta para los intereses del Atlético de Madrid.



La gestión de la familia Gil y Enrique Cerezo en 22 años en nuestro club ha sido
ya debidamente evaluada en multitud de ocasiones en esta misma web y en
muchos otros sitios y sus resultados son tan evidentes que no merecen mucha
discusión más, sin embargo siempre se escudaron los dirigentes en que las
protestas eran minoritarias. Es curioso cuando dado el ilegal origen de su mandato
y por la propia naturaleza jurídica de las sociedades anónimas deportivas, no ha
habido ocasión ni existe foro adecuado en el que constatar efectivamente los
pareceres de la afición con respecto a su gestión. Si nuestro club no fuera SAD
las urnas ejercerían de notario inapelable, pero llevamos 22 años sin unas
elecciones que, sin duda, dejarían claro el parecer de los aficionados.



Sin embargo, careciendo de los mecanismos democráticos de expresión de su
voluntad, ayer los aficionados decidieron mostrarla manifestándose en la calle y
en la grada y el resultado no pudo ser más abrumadoramente contrario a los
intereses de los gestores. Ante una expresión tan clara del parecer y la voluntad
mayoritaria de la afición, a Cerezo y Gil Marín no les queda otra que hacer honor
a su palabra aunque sea sólo por una vez, y acusar recibo del mensaje que la
“afición soberana” les ha enviado exigiéndoles que se marchen. Deben por lo
tanto obrar en consecuencia y dejar nuestro club del que además son
dirigentes merced a la comisión de un delito de apropiación indebida,
tal como acredita la famosa sentencia del Tribunal Supremo.