Manzano y Darwin

Manzano y Darwin



Cuando Goyo Manzano dice que al Atlético no le puede suceder en el Bernabéu lo
mismo que en el Camp Nou, se refiere a una goleada que la débil credibilidad de
su proyecto no soportaría. Aventura, pues, un partido cerrado porque quiere un
derbi lo más largo posible, que le lleve al desenlace con alguna
posibilidad de obtener un resultado positivo o evitar una debacle.

Manzano ya lo hizo la pasada temporada en el mismo escenario, en la Copa del Rey,
al mando de un Sevilla entre dudas. Llegaba con un gol en contra de la ida, en el
Sánchez Pizjuán, y perdió en el Bernabéu, pero no encajó el primer tanto hasta el
minuto 81. La hoja de ruta en el derbi puede ser muy parecida,
incluso si el Atlético recibe un primer tanto.

A los malos antecedentes para los rojiblancos se añade una distancia sideral entre
el estado de forma de los dos equipos. Si en algún lugar el Atlético muestra con
más claridad sus debilidades es, además, lejos del Calderón, pese a que sus
últimos choques en su estadio tampoco han sido del todo convincentes en cuanto
al juego. La naturaleza del derbi madrileño, no obstante, lo convierte en una cita
capaz de aislarse de la tendencia, siempre que el Atlético crea que es posible.

Mientras que el tiempo da la razón a Mou en el sentido de que su segundo año, por
ahora, es sustancialmente mejor que el primero, en el Atlético no se suelen respetar
esos plazos. Tampoco en el Madrid más reciente, todo sea dicho. Eso con
independencia de que Manzano sea o no la opción más idónea. El preparador
portugués subrayó esa circunstancia. La mitad de los titulares, y entre ellos jugadores
como el portero Courtois, Mario Suárez, Diego, Adrián o Turan, ha llegado este año al
Atlético y en la mayoría de los casos a la Liga española, por lo que resulta utópico
exigirles la máxima adaptación y compenetración. No se puede cambiar un tercio de la
plantilla cada temporada, y menos a costa de tasar al mismo precio al Kun Agüero que
a Falcao, por mucho que haya intervenido un fondo de inversión en la adquisición y el
riesgo económico del club sea menor. La operación es poco clara y despierta
sospechas, algo que no ayuda a la imagen de la institución y a la credibilidad
de sus dirigentes. Todo repercute en lo que sucede en el campo.

El colombiano no estaré en el Bernabéu. Lo contrario sería una temeridad, dados los
plazos de su recuperación. Después de tres meses, de un inicio con vocación de
mandar en el juego, el Atlético puede fortificarse en el Bernabéu. Para Manzano, eso
no siginifica jugar contranaura, porque en su opinión, el fútbol
remite a Darwin: quien no se adapta al medio, muere.

Libre directo - O. Suarez
25 NOV 2011 elmundo.es
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