Inglaterra 1-1 EEUU

GRUPO C | Empate (1-1) con EEUU



Inglaterra ya tiene otro villano

* Una cantada clamorosa del portero Green
significó el empate 1-1 ante EEUU

* Buen partido de Rooney en la segunda
mitad, de Lennon y Johnson

* Altidore tuvo la ocasión de EEUU para
llevarse un disputado duelo

Inglaterra ya tiene otro villano para la colección. Llámenle verde. Lo dijo Paul Ince,
inolvidable volante del United y ahora comentarista de la televisión británica. En el
túnel le había notado nervioso, con la cabeza gacha y la mirada perdida. Robert Green,
30 años, lucía terno verde, dorsal 12 y guantes blancos. Era su décimo partido con
Inglaterra, el que nunca hubiera querido sentirse tan importante. Bien le habría bastado
como en su West Ham, donde este año paró para evitar el descenso. Algo le rondaba
por dentro al bueno de Green, 'verde' en inglés, algo debía de pasarle para protagonizar
la madre de todas las pifias. Corría el minuto 40 cuando Dempsey se animó con un
disparito de zurdas, amable, bondadoso, un soplido no más hacia el centro de la portería,
donde la esperaba Green con sus manoplas. Botó el Jabulani y allí que llegaba para morir
en los brazos de Robert. Pero no, horror. No flexionó bien, no metió el trasero atrás y ese
balón que parecía envuelto en celofán le dobló las manos antes de encontrar la red, torcido,
como la naciente historia de Inglaterra en este Mundial.



Y mira que se había devanado los sesos Capello con lo de la portería. De nada le sirvieron
a Fabio el gol de Gerrard ni el asedio tardío de la segunda parte. Los Tres Leones ingleses,
los de ese mítico escudo que no se cita con la gloria desde
1966, se habían quedado roncos en Rustenburgo.

Quizá fuera porque no hay casi felinos en el cercano Parque Natural de Madikwe. Ni leones,
ni guepardos ni nada por el estilo. Ahí sólo se pasea la segunda mayor reserva de elefantes
de la zona, ajenos a la artificial frontera con Botswana. Dos de ellos se atravesaron hace unos
días en la carretera para impedir el paso del autobús de Estados Unidos. Un buen equipo el
ensamblado por Bob Bradley, como ya demostró en la pasada Confederaciones. Esta vez
presentó sólo dos cambios (Findley y Cherundolo) con respecto a aquella victoria sobre España
en Bloemfontein. Y ayer volvió a repetirlo, de nuevo con un estupendo Howard bajo palos y un
poderosísimo Onyewu en la segunda parte. Gerrard, les abrió en canal en el minuto 4, pero
EEUU no se desangra tan fácil. Ni siquiera en el habitual 'rush' final inglés.
Ahí estaba su portero para evitarlo.



Había empezado bien Inglaterra. Con Gerrard para la creación y el 'tackling', al ladito de Lampard,
como buenos hermanos, que mira que lo han intentado veces en la selección y casi nunca ha
funcionado. Controlaba Capello desde la banda y desde el aspaviento. Heskey, de oficio
superviviente, bajaba todos los balones y unas veces Rooney y otras Lennon ponían el picante.
Así, antes de la media hora, debían haber liquidado el asunto. Pero Lennon, en el 19, dudó
demasiado en la derecha. Y la defensa sacó en el 29 un centro Gerrard tras una preciosidad
de taconazo ante Bradley. Por no hablar de la valentía de los centímetros
que le faltaron a Heskey ante Howard solo un minuto después.

La segunda parte de Rooney

Contuvo la sangría Estados Unidos y bien que lo agradecería más tarde. Hasta entonces, había
sido Landon Donovan y 10 más. Sólo se acercaban a balón parado y con alguna carrera alocada
de Altidore. Sin embargo, el 1-1 fue un tesoro demasiado precioso para desperdiciarlo.
El descanso les dio nuevos bríos. Bocanegra se las apañó ante la punta de velocidad
de Wright Phillips, lo mismo que en la derecha Cherundolo ante Lennon.



Había que jugar con los nervios de los ingleses, donde sólo Rooney asustaba de veras. En el
minuto 73, el '10' no pudo cabecear por centímetros un templadísimo envío de Gerrard y poco
después, su excepcional derechazo pasó silbando junto al poste. Howard sacó un disparo de
Lampard y Johnson erró como un niño en el córner subsiguiente. No había nada que hacer
para Inglaterra, ni siquiera con los centímetros de Crouch. De hecho, la mejor opción perteneció
a Altidore, que dejó en evidencia a Carragher para estrellarse con Green y el palo. Sí, con esas
mismas manos embadurnadas en el jabón verde de Robert Green.

M. A. Herguedas 12/06/2010