¿Qué pensará Manzano?
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¿Qué pensará Manzano?
¿Qué pensará Manzano?
En cuanto una mala racha se tumba al sol (e inopinadamente aguarda que la
grada la tome con el banquillo), la guillotina siega el gaznate de cualesquiera
entrenador. Y llega el consabido recambio envuelto en fe. Con cada trueque
se prevé que se altere la dinámica de grupo, que se avienten vicios, se friegue
la mierda del vestuario, y troque la metodología de entrenamientos y la
planificación para que al fin caiga la fruta de los resultados. En la Historia y bajo
estas circunstancias, ha habido entrenadores parche, entrenadores urgentes,
entrenadores interinos, entrenadores puente, entrenadores sepultureros
y entrenadores milagro. ¿Cómo calificar a Diego
Simeone a tenor de la metamorfosis perpetrada?
Porque, ¿en qué cuevas del saber balompédico estaba escondido el Cholo?,
¿en qué caja fuerte guarecía su método argentino, clarividente, transformador?
¿Por que se demoró tanto su llegada? ¿cómo ha sido capaz de cambiar una
famélica cuadrilla cobarde por un ejército voraz y a dentelladas con el enemigo?
Su fulgurante éxito, su advenimiento primoroso dispara en varias direcciones: a)
la inutilidad de los dirigentes a la hora de elegir capitán de la nave en verano, y
que vieron imprescindible traerle cuando el tsunami calaba los zapatos caros
del palco del Calderón b) la transformación vertiginosa de unos jugadores
que se pusieron a correr solo cuando llegó la transferencia bancaria.
Al estilo tarantiniano -con Uma Thurman volviendo de un colocón mortal-, la
jeringuilla del Cholo en plena aorta atlética ha provocado que los jugadores no
solo resuciten, sino que se conviertan en su prolongación anatómica sobre el
césped. Ahora tienen autoestima. Ahora corren. Asfixian. Atacan y defienden a
la vez. Erradicada la hierba egoísta, se han puesto un objetivo. Matarían tanto
por él, como por el sistema y por el modelo. Sin remover rescoldos, cabe
preguntarse por qué Manzano fue incapaz inocular las ganas, la tensión, la
intensidad,el compañerismo, la solidaridad, la ilusión y la exigencia competitiva
a la que obliga el Atlético de Madrid. Cabe preguntarse por qué esos mismos
futbolistas han pasado de ser un adefesio a un equipo granítico que no recibe
goles y termina los partidos con la cara alta y sigue mordiendo la grama camino
de las duchas. No hace ni un mes con el 0-2 antes el Betis todo el Calderón
les gritaba "¡mercenarios!". Y aún quedaba el espanto serie Z del Albacete.
Desde entonces, una racha que acaricia la Champions. El niño catea, pero
saca un 9 cuando le da la gana. Hay periodistas que tras la superlativa
revolución tachan a los rojiblancos de "bandoleros, tunantes...". Otros arguyen
que Simeone tampoco ha inventado nada. El mérito es transmitir e ilusionar.
¿Qué pensará ahora Goyo para sus adentros? ¿Fue su crimen que el equipo
se desangrara, administró él la eutanasia copera cuando supo que estaba
condenado? ¿Le hicieron la cama los jugadores y se carcajearon de toda
la masa social? Quizá injustamente, el peso de la culpa cae de su lado.
Para mayor sal en la herida del mister de Jaén, si el venerado Diego
logra que el irrealmandril muerda el polvo en el próximo derby,
¡Cholo, santo súbito!!
Blogiblanco - J. Caballero
24 ENE 2012 elmundo.es
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En cuanto una mala racha se tumba al sol (e inopinadamente aguarda que la
grada la tome con el banquillo), la guillotina siega el gaznate de cualesquiera
entrenador. Y llega el consabido recambio envuelto en fe. Con cada trueque
se prevé que se altere la dinámica de grupo, que se avienten vicios, se friegue
la mierda del vestuario, y troque la metodología de entrenamientos y la
planificación para que al fin caiga la fruta de los resultados. En la Historia y bajo
estas circunstancias, ha habido entrenadores parche, entrenadores urgentes,
entrenadores interinos, entrenadores puente, entrenadores sepultureros
y entrenadores milagro. ¿Cómo calificar a Diego
Simeone a tenor de la metamorfosis perpetrada?
Porque, ¿en qué cuevas del saber balompédico estaba escondido el Cholo?,
¿en qué caja fuerte guarecía su método argentino, clarividente, transformador?
¿Por que se demoró tanto su llegada? ¿cómo ha sido capaz de cambiar una
famélica cuadrilla cobarde por un ejército voraz y a dentelladas con el enemigo?
Su fulgurante éxito, su advenimiento primoroso dispara en varias direcciones: a)
la inutilidad de los dirigentes a la hora de elegir capitán de la nave en verano, y
que vieron imprescindible traerle cuando el tsunami calaba los zapatos caros
del palco del Calderón b) la transformación vertiginosa de unos jugadores
que se pusieron a correr solo cuando llegó la transferencia bancaria.
Al estilo tarantiniano -con Uma Thurman volviendo de un colocón mortal-, la
jeringuilla del Cholo en plena aorta atlética ha provocado que los jugadores no
solo resuciten, sino que se conviertan en su prolongación anatómica sobre el
césped. Ahora tienen autoestima. Ahora corren. Asfixian. Atacan y defienden a
la vez. Erradicada la hierba egoísta, se han puesto un objetivo. Matarían tanto
por él, como por el sistema y por el modelo. Sin remover rescoldos, cabe
preguntarse por qué Manzano fue incapaz inocular las ganas, la tensión, la
intensidad,el compañerismo, la solidaridad, la ilusión y la exigencia competitiva
a la que obliga el Atlético de Madrid. Cabe preguntarse por qué esos mismos
futbolistas han pasado de ser un adefesio a un equipo granítico que no recibe
goles y termina los partidos con la cara alta y sigue mordiendo la grama camino
de las duchas. No hace ni un mes con el 0-2 antes el Betis todo el Calderón
les gritaba "¡mercenarios!". Y aún quedaba el espanto serie Z del Albacete.
Desde entonces, una racha que acaricia la Champions. El niño catea, pero
saca un 9 cuando le da la gana. Hay periodistas que tras la superlativa
revolución tachan a los rojiblancos de "bandoleros, tunantes...". Otros arguyen
que Simeone tampoco ha inventado nada. El mérito es transmitir e ilusionar.
¿Qué pensará ahora Goyo para sus adentros? ¿Fue su crimen que el equipo
se desangrara, administró él la eutanasia copera cuando supo que estaba
condenado? ¿Le hicieron la cama los jugadores y se carcajearon de toda
la masa social? Quizá injustamente, el peso de la culpa cae de su lado.
Para mayor sal en la herida del mister de Jaén, si el venerado Diego
logra que el irrealmandril muerda el polvo en el próximo derby,
¡Cholo, santo súbito!!
Blogiblanco - J. Caballero
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